Amigos y paisanos recuerdan al humanista, fallecido en Nueva York, una «persona extraordinaria»
«Una persona irrepetible». Quizá sea esta la definición que mejor resume la esencia de Ángel Alcalá. Un hombre, un bajoaragonés de pro, que falleció en la madrugada del domingo en Nueva York. Se dejó el último aliento en la capital del mundo donde residía desde 1963.
Murió con 89 años y como dice Eloy Fernández Clemente, a quien también pertenece la acertada definición inicial, «con la vitalidad que le caracterizaba acompañándole hasta el final». Alcalá falleció por una insuficiencia cardíaca. Hacía tiempo que padecía del corazón y su estado de salud había empeorado en los últimos meses. Ambos andorranos mantenían una intensa amistad, tal es así que el teléfono de Fernández fue uno de los que recibieron ayer innumerables llamadas. «La noticia de su fallecimiento ha causado mucha impresión en muchos sitios y en mucha gente, en Andorra pero también en Zaragoza», añadía este lunes desde la ciudad.
Ángel Alcalá Galve nació en Andorra el 2 de octubre de 1928. El ser profesor, escritor, filósofo, teólogo, músico, poeta y políglota, entre otras muchas cosas, no ayuda a encasillar su personalidad y ahí radica su encanto. En un mundo en el que escasean los referentes, Alcalá ha dejado un legado extraordinario y amigos por medio mundo. Disfrutaba con la gente. «Realmente, disfrutaba de todo, era un gran conversador y un vitalista, algo que escasea en estas épocas de pesimismo que corren», decía Fernández recordando a su paisano y amigo.
Ángel dividía su vida entre Nueva York y Madrid y siempre con su Bajo Aragón presente. No solo de pensamiento, también en los hechos.
«Era un hombre tremendamente cercano y siempre estaba disponible para todo lo que se le requería desde Andorra», explicaba ayer Javier Alquézar, presidente del Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN). Lo conocía también bien pues el año pasado se presentó un libro sobre él. Lo coordinaron Fernández Clemente, Javier Alquézar y Josefina Lerma y se editó, por el CELAN, junto al Ayuntamiento y el Instituto de Estudios Turolenses.
Bajo el título «Un humanista aragonés», repasa su trayectoria vital y profesional a través de los textos de más de 20 colaboradores. La presentación del libro sirvió de homenaje en su localidad natal el 1 de octubre de 2016, un día antes de su 88 cumpleaños.
Emocionado y rodeado de toda su familia y amigos, asistió a su homenaje en Andorra. «Lo hicimos entonces porque cuando se le nombró Hijo Predilecto solo se celebraron los actos protocolarios pero no los culturales, y el año pasado con el libro era el momento», decía Alquézar, que este lunes lo recordaba como un hombre pendiente siempre de su tierra. «En el homenaje hizo mucho hincapié por el futuro de Andorra y el carbón». Alcalá en sus intervenciones habló de ello, en concreto, de que Endesa tenía una responsabilidad con el pueblo. «Al mismo tiempo se debe buscar una alternativa al carbón», dijo ante sus paisanos.
El cariño de su tierra
En vísperas de Santa Bárbara, la patrona de los mineros, fue a marcharse Alcalá de este mundo. «A nosotras nos inculcó el amor por el Bajo Aragón desde niñas, eso lo hemos tenido claro siempre. En estos momentos solo podemos agradecer todo el apoyo y el cariño que estamos recibiendo», de esta forma agradecía este lunes el cariño una de las dos hijas de Ángel y su esposa Mª Elena, y que habló en nombre de toda la familia.
El andorrano fue incinerado en Nueva York y, de momento, y aunque no se descarta en un futuro, no hay ninguna decisión tomada sobre algún tipo de conmemoración en fechas próximas en el Bajo Aragón. Este lunes se guardó un minuto de silencio en su memoria en el pleno que celebró el Ayuntamiento de Andorra a la una de la tarde en pleno día de la patrona. «El año pasado, junto al CELAN, pudimos rendirle ese homenaje con la publicación del libro, le agradecimos su dedicación a Andorra en vida y creo que eso es importante», comentaba ayer la portavoz del equipo de gobierno, Peña Martínez.
Embajador del Bajo Aragón
En 2006 el Grupo La COMARCA le entregó el premio Bajoaragonés de Honor. Aunque durante su vida recibió otros galardones, este le merecía especial orgullo. Años después, con una sonrisa, Ángel se prestó gustosamente en 2014 a contar su historia en la sección «Bajoaragoneses por el mundo» en La COMARCA. Hablando de sus orígenes se podía pasar horas. Además,gracias a él, el periódico ha viajado mucho. Ángel era suscriptor y cada semana las noticias del Bajo Aragón Histórico viajaban hasta su domicilio neoyorquino. Su ración de actualidad bajoaragonesa la completaba con la revista del CELAN, del que era socio de honor.
Al explicar sus raíces le gustaba presentarse como el hijo de Luisa y de Ángel, el farmacéutico de Andorra. Nacido en 1928 le tocó «ver de todo». A su padre lo fusilaron en la Guerra Civil junto a un tío fraile. Fue entonces cuando cambió su residencia a Alcañiz junto a su madre y sus cuatro hermanas (Purita, Pilarín, Conchita y Carmina). Se marcharon con el tío Rafael, el párroco de entonces, y es por esto por lo que repartió su amor entre los dos pueblos. «En Andorra nací y en Alcañiz fui «curica» con mi tío y «profesorcico»».
Se marchó a Nueva York en 1963. «La libertad y el uso de la libertad es el mayor privilegio que tenemos las personas, disfrutar de la libertad de movimiento, de pensamiento, expresión, de asociación… soy un verdadero fanático de la libertad humana», decía al tiempo que confesaba que siempre había sido «un poco rebelde».
La prueba es que con 10 años decidió que quería entrar en el seminario, así que, estudió en Alcorisa, pasó por Zaragoza y Salamanca. Con sus estudios de Filosofía, Teología y Filología pasó por Roma, Alemania, Lovaina y Londres. Ganó unas oposiciones a la Cátedra de Filosofía y, habiendo sido ordenado sacerdote en 1952, comenzó a impartir clases en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Fue su época clave porque conoció a Fernando Lázaro Carreter y a Enrique Tierno Galván con los que conversaba mucho y conoció «el valor de la laicidad». Lo dejó, se marchó a Zaragoza y enseguida se presentó Nueva York. Allí, además de impartir clases en la City University, encontró a su esposa Mª Elena y formó una familia.
«Nueva York es Andorra con rascacielos. Hace frío pero el aire en San Macario también lo es», advertía risueño.
Más de 30 libros y un centenar de ensayos
Ángel Alcalá Galve (Andorra, 1928 – Nueva York, 2017) recibió la Cruz de San Jorge de la Diputación de Teruel en 2003, fue nombrado Hijo Predilecto de Andorra en 2005 y Bajoaragonés de Honor por La COMARCA en 2006.
Fue miembro de la Academia de Historia y deja un ingente legado intelectual con más de 30 libros y un centenar de ensayos de temáticas muy variadas como « Medicina y moral en los discursos de Pío XII»; «Alcalá-Zamora y la agonía de la República» pero especialmente la traducción y edición de las «Obras completas de Miguel Servet» en siete tomos, a los que dedicó gran parte de su vida.
El mundo judío, musulmán y el pensamiento cristiano siempre le interesaron, así como la Inquisición -materia en la que era experto-. También unificó el Arte (era pianista) y la Literatura en «Música, pintura, poesía: poemas a la música y los músicos en la literatura europea».
Hace dos años publicó «La infanta y el cardenal», su primera novela histórica. Estaba inmerso en la escritura de un libro en el que contar la Historia a través de las mujeres que la construyeron.
Ciriaco Morón Arroyo dice
Alcalá fue un profesor eminente, trabajador ejemplar y fecundo; tenía un estilo peciso y conciso en español y, como se ha notado, fundía el saber histórico, el pensamiento original y el gusto artístico. Yo asistí a un curso suyo sobre Zubiri en 1957, y desde entonces le he considerado un maestro. Recuerdo la descripción de los factores constitutivos de Europa que nos dio entonces: Europa es la fusión de filosofía griega, derecho romano, cristianismo y ciencia moderna. No he encontrado nada tan lúcido en ningún sitio. Lo principal es que los estudiantes conozcan y estudien su inmensa obra.
mdomingueziii dice
fue mi amigo, estuvo en mi casa yo en la de él, vivimos una epoca juntos ciertas cosas de la vida admirable