Después de la tempestad, siempre viene la calma. Después de estos días de nieve hasta las orejas, el buen tiempo, el mejor quitanieves que existe, está actuando perfectamente.
Han sido días complicados en nuestros pueblos para muchas personas y yo quiero hacer una pequeña reflexión de lo que hemos vivido en mi pueblo, Cantavieja.

Quiero agradecer la colaboración, comprensión y apoyo de todos. De todos, ganaderos, y masoveros incluidos, que han tenido estos días una soberana paciencia para resistir y comprender la difícil tarea que teníamos por delante.

Desde el Ayuntamiento de Cantavieja, la misma mañana del viernes nos pusimos a trabajar codo con codo con los afectados, estableciendo prioridades y buscando llegar lo antes posible a todas las personas que estaban incomunicadas por la nieve o que había sufrido algún problema. En ese momento, se nos quedaron 15 masías (habitadas) incomunicadas y otras tantas explotaciones ganaderas a las que no se podía acceder para dar de comer a sus animales y, para todo ello, sólo teníamos una retroexcavadora.

Poco después, ya por la tarde, contamos con una más. El lunes llegó otra y, el martes, otra más. Esos fueron los medios de los que dispusimos, y en todo momento nos buscamos la vida para conseguirlos, porque en pueblo como Cantavieja no tenemos un gran parque de maquinaria.

Desde el ayuntamiento no miramos los costes de la actuación, tampoco pensamos en quién tendría que hacer frente a los pagos, porque la prioridad era rescatar a las personas, algo que se pudo conseguir el martes por la tarde, cuando por fin pudimos acceder a todas las masías. Y, tras lo que hemos pasado, solo tengo palabras de gratitud hacia toda esta gente, dura, verdadera, que tenemos en nuestro pueblo. Quiero expresar también mi gratitud a los concejales del ayuntamiento, que han estado horas y horas a disposición de todos, a veces teniendo que lidiar con la incomprensión de algunas personas.

Y, ¿cómo hemos hecho todo esto? Muy fácil: TODOS JUNTOS, sin esperar la ayuda de nadie, apechugando y colaborando al máximo. Durante todos estos días, no hemos recibido ni una sola llamada del Gobierno de Aragón, ni una. Ni para ofrecernos ni ayuda (que ya sabíamos que no), ni para preguntar como estábamos, un detalle que sin duda hubiéramos agradecido porque, aunque somos pocos, también somos ciudadanos de Aragón.

No me quiero ni imaginar si en el Ebro o en los Pirineos se quedan aisladas cuatro días cuarenta personas. Ahí sí hubiera habido despliegue de medios, de cargos públicos y de declaraciones. Pero claro, cuando esto paso en cuatro pueblos de Teruel, no es noticia.

A veces pienso que mucha culpa es nuestra, que ya no sabemos ni protestar, pero es nuestra forma de ser. Por eso, hoy en día que existen muchos foros en los que se habla de Desarrollo Rural y Despoblación, yo digo que no se gasten dinero en estudios y planes que se elaboran en las ciudades, por gente de ciudad, y que no tienen en cuenta nuestras necesidades. Tres días en una masada de Cantavieja, sin móvil, sin Internet, pero con leña y conserva y verán realmente lo que es esto.

Ricardo Altabás – Alcalde de Cantavieja