Cesáreo Larrosa ha sido quien ha permitido que muchos supiesen lo que sucedía en las calles mientras estaban encerrados. No dudó en pedir un salvoconducto al ayuntamiento en marzo para retratar de forma voluntaria los efectos del Covid-19. Y desde entonces, ha sido los ojos de Caspe mostrando un mar de emociones que estas semanas han inundado la ciudad.
Con pudor, porque no le gusta estar delante de la cámara sino detrás, este lunes nos atendió en su estudio de fotografía en Caspe, recién reabierto tras sesenta días. A pesar de haber cancelado alrededor de 100 eventos, y las pérdidas que eso supone para un fotógrafo autónomo, sonríe de oreja a oreja mientras va recibiendo las primeras visitas. Este tiempo de confinamiento ha sido duro para todos, y uno de los sectores que más va a salir perjudicado es el suyo: miles de bodas, comuniones y celebraciones multitudinarias se han visto aplazadas, y todavía no está claro cuando se podrán llevar a cabo.
Durante este periodo de confinamiento ha aprovechado para captar instantes totalmente distintos a lo acostumbrado. Ha estado fotografiando lugares, personas, situaciones de una emotividad tremenda que ha captado con gran sensibilidad… No ha habido detalle de lo que se ha vivido en Caspe durante la terrible crisis provocada por el coronavirus que no haya inmortalizado.
«Todo esto lo he hecho para el pueblo, para los ciudadanos, que son parte de todas esas imágenes», explica el fotógrafo. «Mi idea era que Caspe pudiese contar con un archivo donde quede patente todo lo que ha pasado, donde se puedan ver todas esas historias que han sucedido estos meses de confinamiento, estoy orgulloso con el resultado».
El resultado ha sido más de 10.000 fotografías en poco más de 50 días con protagonistas muy diferentes, todo ello en el contexto de Caspe. Entre las imágenes, destaca la más representativa de este periodo la del trabajo de miembros de la UME y bomberos desinfectando las residencias de ancianos, la más emocionante la de cuando fue testigo del reencuentro de una familia, la más sorprendente la que hizo dentro de la mezquita de la localidad, donde no había nadie celebrando el Ramadán, y la más difícil y dura de inmortalizar: la de un entierro con la presencia de únicamente dos personas.
Larrosa dejó la agricultura hace ya años para dedicarse a una vocación que ha demostrado estos días con enorme profesionalidad y generosidad. Ha sido testigo en primera persona de historias basadas en la esperanza de familias que se reencuentran, en la fortaleza dentro de profesionales sanitarios y fuerzas del orden, en la tristeza envuelta en despedidas… en la solidaridad.
«Ha sido muy emocionante y trascendental para mí; he intentado ser muy respetuoso con mi trabajo y agradezco la generosidad de la gente que me ha permitido hacer todo esto», señala. Sus únicas armas para hacer frente a esta experiencia ha sido una mascarilla, gel de manos y su cámara de fotos. «Nunca pensé que viviría un periodo semejante, estaba acostumbrado a fotografiar momentos de felicidad: bodas, books y reportajes de familias, eventos de celebración… Ha sido duro, dramático, triste, pero muy real».
Cesáreo Larrosa es positivo y cree que la sociedad saldrá de esta crisis sanitaria, que todavía dura hasta día de hoy. Sin embargo, está preocupado por las consecuencias que se verán durante los próximos meses. «La crisis social y económica que viene va a ser muy dura, eso es lo verdaderamente preocupante, creo que la clave y la solución de todo esto está en la población, en las personas, si nos apoyamos los unos a los otros saldremos de esta», opina.
El destino de estas imágenes, además de ser archivo histórico de Caspe, será probablemente algún tipo de exposición o muestra pública. Quizá también alguna publicación. 10.000 imágenes, 10.000 historias dan para mucho.
miguel Caballú Albiac dice
Extraordinaria labor de un profesional imaginativo. Merece Exposición y publicación.
El Centro de Estudios tiene una serie de «IMAGENES.- Instantes Vividos». Creo que sería el número 5 y no hay quinto malo. Esté acompañado de unos textos sería mas que bueno, histórico.
Cesáreo Larrosa dice
Miguel, sería un placer el poder colaborar con esto. Es un trabajo de Caspe para Caspe y todo lo que sea para poder recordar sería bien venido.