Si durante los próximos días ven a un grupo de 30 jóvenes -entre 15 y 17 años- caminando por las calles de Caspe y hablando en inglés, no tengan vergüenza en saludarles: la mitad de ellos ha venido desde Polonia para vivir un intercambio cultural. Los otros 15 son locales y, junto a sus familias, han abierto las puertas de sus casas para acogerles diez días. Llegaron el pasado sábado 1 de julio, gracias al proyecto europeo común ‘YEAH! Youth Exchange on Adolescent Health’ de la Asociación Juvenil Filia y la entidad polaca Reflexiones en Europa- y se marcharán el próximo lunes 10. El tema principal es el cuidado de la salud mental, por lo que las actividades están dirigidas a que aprendan a gestionar sus emociones para sobrellevar mejor situaciones complicadas. Por supuesto, también hay tiempo para el deporte, las excursiones y las conversaciones distendidas para conocerse mejor.
El Ayuntamiento de Caspe colabora todos los veranos en la organización de un intercambio juvenil gracias a los fondos que Europa destina para tal fin, ahora a través del Programa Erasmus+. «Hubo un parón a raíz de la pandemia, así que estamos muy contentos de reengancharnos. Gracias a las subvenciones podemos hacer un montón de actividades sin que suponga un problema para el consistorio o la Asociación Juvenil Filia. Creemos que es una gran oportunidad para que los jóvenes puedan tener esta experiencia que les abre la mente«, explica el técnico de Juventud, Jesús Cirac. Más adelante, será el turno de los caspolinos de viajar a Polonia. El objetivo de este programa es que los jóvenes «se mueven por el territorio europeo y se sientan parte de algo común».
Para Cirac, como técnico de Juventud, lo más importante es que los jóvenes «alcancen unas capacidades, competencias y habilidades que de normal no desarrollan». «Nosotros hacemos que cada joven se responsabilice de un día. Tienen que prepararse las actividades, traducirlas al inglés, y después explicárselas a los demás. Además, si hacemos una excursión, por ejemplo, a Zaragoza, son ellos quienes llaman para hacer la reserva en el restaurante o para programar las visitas guiadas», detalla.
El 70% reconoce tener algún problema de salud mental
Los propios jóvenes han sido quienes han elegido como temática de este intercambio la salud mental. El lunes, primer día de las actividades, comenzaron hablando de las causas de los problemas de salud mental, así como de las consecuencias que se pueden sufrir. Además, más del 70% de los participantes reconocieron abiertamente haber padecido algún problema de salud mental, una conversación que tildaron de «impensable entre gente adulta». Algunas de las reflexiones giraron en torno a la adicción al móvil y a cómo la imagen corporal que uno percibe de sí mismo puede afectar a su autoestima.
«El objetivo es que los jóvenes tomen conciencia de la importancia de la salud mental, amplíen conocimientos al respecto, y aprendan a gestionar sus emociones para sobrellevar mejor situaciones complicadas. Se trabajarán distintos aspectos relacionados con la salud mental como la imagen corporal, la relación con las pantallas y las redes sociales, las adicciones o los desórdenes alimentarios», enumera Cirac.

Día a día
Además, de debates y mesas de trabajo, los jóvenes también visitarán distintos lugares de interés, realizarán actividades recreativas y de ocio, y practicarán deportes náuticos. «Queremos sacar el intercambio a la calle para que la gente lo conozca. No queremos encerrarnos y hacer actividades nosotros solos para nosotros mismos. Ya hemos estado dando vueltas por la localidad y hemos ido a los campus y a las escuelas de verano para que jueguen con los niños y se impliquen», cuenta Cirac.
Los 15 adolescentes polacos se hospedan en las casas de otros tantos caspolinos. De esta manera, «están obligados a comunicarse entre ellos y a relacionarse». «Si estuviéramos todos juntos en un albergue podría ser que no interactuasen tanto. Al principio, siempre hay una cierta vergüenza entre los adolescentes a la hora de conocerse», explicó Cirac. Pese a que duermen en viviendas distintas, la realidad es que el resto del tiempo lo pasan en grupo, ya que hasta comen y cenan juntos.