383 años después, los vecinos de Calanda todavía siguen conmemorando el milagro por el que Miguel Pellicer vio restituida su pierna amputada. El aniversario, este miércoles 29 de marzo, volvió a ser uno de los días más especiales para el pueblo. Comenzó a las 6.00 con el coro de los despertadores, continuó con el Rosario de la Aurora las 8.00, y le siguió la misa de la Aurora en el Templo del Pilar a las 8.30, acto que contó con la participación de caballeros y damas de la Corte de Honor de la Virgen del Pilar. Ya por la tarde, los devotos volvieron a congregarse para dar paso al Rosario-Procesión organizada por los mayorales del Pilar.
Miguel Pellicer era un calandino de 23 años, que sufrió un accidente mientras conducía un carro. El joven cayó del vehículo, cargado de trigo, y una rueda le aplastó la pierna derecha. Tras pasar varios días en el Hospital de Valencia, pidió ser llevado al Hospital de Nuestra Señora de Gracia en Zaragoza, donde el doctor Estanga tuvo que cortarle la extremidad. Desde entonces, Miguel se convirtió en un mendigo que pedía a la puerta de la Basílica del Pilar, de la que era muy devoto desde su niñez, ya que existía una ermita con su advocación en Calanda. Por las noches, ungía su muñón en el aceite de las lámparas encendidas a la Virgen. Un 29 de marzo de 1640, Miguel recuperó su pierna.
Para los creyentes, se trata del milagro mejor documentado de la historia de la cristiandad. Las principales fuentes sobre las que se basa son dos: el acta que levantó el notario de Mazaleón el 2 de abril de 1640, cuatro días después de los hechos, y la sentencia del proceso canónico iniciado por el arzobispo de Zaragoza para verificar el milagro. A partir de estos dos documentos se configuró la versión tradicional del milagro de Calanda, que hoy da nombre a una calle de la ciudad, ubicada entre el Ayuntamiento y el templo del Pilar.