La cooperativa Nuestra Señora de los Pueyos de Alcañiz factura 17 millones de euros y cuenta con cerca de 2.200 socios de 41 municipios.
El proyecto de un grupo de pequeños agricultores que aunaron fuerzas para brindarse apoyo mutuo y canalizar la comercialización de sus productos es hoy la empresa más grande de Alcañiz y una de las más potentes del territorio. Casi 72 años han pasado desde aquel 29 de abril de 1946 en el que la cooperativa Nuestra Señora de los Pueyos de Alcañiz nació en una antigua posada de la plaza Santo Domingo junto a la que se emplazó su propio molino de cereal y ahora cuenta con casi 15.000 metros cuadrados de naves en sus instalaciones de la carretera de Escatrón.
Siete décadas después son la cuarta cooperativa de la provincia a nivel de facturación y la segunda del cereal. Cuentan con 18 trabajadores fijos más alguno eventual en temporada, facturan unos 17 millones y tienen un balance de 24.
Su implicación económica y social que se extiende por todo el Bajo Aragón Histórico le han llevado a ser una de las nominadas al premio Bajoaragoneses del Año en la categoría de Empresas. Cuenta con cerca de 2.200 socios de 41 pueblos. «Somos la institución más grande de Alcañiz en cuanto a territorio y masa social. Por todo lo que aporta, una cooperativa es fundamental en cualquier pueblo», destaca su presidente, Juan Carlos Brun.
La cooperativa ofrece seguridad a los agricultores, tanto para dar salida a su producto como garantía de cobro. Además, los socios pueden disfrutar de una serie de servicios como asesoramiento o productos de calidad para el campo.
Está dividida en ocho secciones entre las que se encuentran la de forrajes, maquinaria, fertilizantes, frutos secos, olivarera, piensos y cereales, siendo esta última la que más millones de kilos mueve. «Los agricultores ponen su profesionalidad y nosotros los medios para salir al mercado», apunta su gerente, Mariano Mínguez.
El gran salto adelante se dio con la construcción del canal Calanda-Alcañiz a comienzos del siglo XXI, todo un «revulsivo» al multiplicar por tres la cifra de negocio en apenas 12 años. Pasaron de facturar de 5 a 6 millones a los 17 actuales. «El agua nos ha dado seguridad, sabes que si siembras vas a recoger. En los precios ya es el mercado el que dicta. Como agricultores nuestra producir mucho y bien, eso ya lo hacemos y de lo que se trata ahora es de ir un poco más», especifica Brun.
En los últimos años han seguido creciendo con la apertura, por ejemplo, de una gasolinera y una tienda. Además, también han ganado en visibilidad especialmente gracias a su 70º aniversario en 2016, año en el que fueron pregoneros de las fiestas de Alcañiz y organizaron una multitudinaria jornada de puertas abiertas.
El futuro pasa por seguir creciendo con nuevos desafíos para los que deben contar con la implicación de las administraciones con nuevos regadíos para los que es vital el recrecimiento de Santolea. Son una cooperativa eminentemente cerealista y de forrajes pero el cereal está a un precio «irrisorio». Por ello, entienden que deben buscar alternativas a su distribución. Quieren mejorar sus semillas gracias a la investigación y dar valor sus cereales con el pienso. «Hay que buscar valores añadidos a nuestra producción», precisa.
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