«Me siento muy afortunada de que mi trabajo sea algo que me guste tanto». Así se sincera Sandra Lahoz Espada (Alcañiz, 1987) al rememorar el momento en el que convirtió en su oficio lo que sólo hacía por afición. Tenía claro que haría algo de artes porque de niña «siempre estaba pintando» pero no sabía por dónde tirar. «Probé diseño gráfico en Huesca pero no me convenció y la fotografía siempre me había rondado. Tenía una camarita que llevaba siempre encima y de las amigas era yo la que hacía las fotos», sonríe.
Lo de sonreír es una constante en Sandra, una persona que confiesa sin dudar que le encanta la gente. «Me gusta contar historias y es bonito generar recuerdos, sobre todo, cuando ves que una persona se emociona», reflexiona. «Un paisaje está bien, te queda bonito, pero si salen personas mejor. Me gusta mucho la fotografía social, la espontaneidad y captar el instante justo y creo que por eso me gustan las bodas, porque suceden muchas cosas que pasarían desapercibidas si no estás ahí atenta para captarlas. Los momentos suceden y tú los robas en una especie de juego divertido en el que disfrutamos tanto los novios como yo», añade. Al acabar sus estudios marchó con una beca a Italia donde convivió y trabajó con artistas de otras disciplinas. «De todos aprendes y me gusta trabajar con más gente, la competencia en esto no la veo, más bien al contrario», señala.
A su vuelta a Pamplona comenzó a trabajar con un videógrafo que precisaba de fotógrafos para reportajes principalmente de bodas, mundo que descubrió entonces. Ese verano se echó 60 a las espaldas, 60 enlaces de parejas que confiaron en ella un momento tan importante y único como ese. «A la primera fui muerta de miedo porque es una responsabilidad enorme. Pero me fui soltando porque aprendí una barbaridad de foto pero también en trato con la gente, me ayudó a desenvolverme en este ámbito…», comenta.
Al cumplir los 30 puso paréntesis y durante año y medio viajó junto a su novio Iker. «Todo lo que sea diferente tengo que verlo, sentirlo, experimentarlo…», cuenta. Nepal, Camboya, India, Indonesia, Tailandia o Australia son algunos de los países que recorrieron cámaras en mano. El regreso a España lo hicieron a Alcañiz donde iniciaron Haluro de plata, firma con la que realizan todo tipo de reportajes fotográficos y de vídeo, parte de la que se ocupa Iker.
«La tierra ya me tiraba, los años pasan para todos y quería disfrutar de mi familia sin que me tuvieran que contar las cosas porque todo me lo perdía. Desde aquí puedo trabajar para todo el mundo y moverme, no hay problema», apunta. Toma el testigo en EncontrARTE de Sandro Sánches, otro fotógrafo y creativo y diseñador web que ha apostado por el territorio. Al poco de arrancar estalló la pandemia, una crisis a cuyos ritmos se han adaptado combinando los encargos con proyectos más personales. Las grandes bodas han dado paso a celebraciones íntimas y en las sesiones van ganando terreno las dedicadas a bebés y embarazos. Haluro de plata no tiene estudio y, de momento, ni falta que hace. La pandemia ha cambiado muchos hábitos y ahora manda el aire libre. Parte de sus sesiones se pueden ver en sus redes sociales como Haluro de plata fotografía y como Haluro de plata bodas.
Así, en libertad es como le gusta estar y trabajar a Sandra y por eso no se pone fronteras. «Me encantaría llegar a combinar trabajo en verano en España con cursos de foto en invierno en países a los que llevarme a un grupo de personas y unir así mis dos pasiones», dice. «Estoy abierta a todo y siempre tengo cien ideas, pero vamos poco a poco, soy optimista y amo lo que hago», concluye.
Parte de sus viajes por el mundo, en sus fotografías. / Haluro de plata El desnudo artístico es una de sus apuestas. / Haluro de plata Sesión de preboda en Donosti. / Haluro de plata Parte de sus viajes por el mundo, en sus fotografías. / Haluro de plata Parte de sus viajes por el mundo, en sus fotografías. / Haluro de plata Parte de sus viajes por el mundo, en sus fotografías. / Haluro de plata El desnudo artístico es una de sus apuestas. / Haluro de plata Sesión de fotos de comunión con Iker en acción. / Haluro de plata Las sesiones de bodas en todas sus maneras, tanto en exterior como en interior. / Haluro de plata Resultado de una sesión de boda en interior. / Haluro de plata Tras una sesión hay varias manos trabajando. Aquí, Sandra en acción. / Haluro de plata El desnudo artístico es una de sus apuestas. / Haluro de plata
Te falta ir a Marruecos con la Guide Bleu.