Pasan los años y ni el entusiasmo ni María Morena abandonan a Diego Pastor. De hecho, con el paso del tiempo, el personaje que creó hace ya casi una década se va haciendo un hueco y como él dice: «hay María Morena para rato». Lo desea con todas sus fuerzas y con la sonrisa que acompaña casi a cada frase que pronuncia este catalán con sangre y alma bajoaragonesas, que hace más de diez años puso tierra de por medio. Lo tuvo que hacer por exigencias del guion, porque la vida en las grandes producciones cinematográficas así lo requería. Marchó a Londres primero, y a Canadá se mudó después entre el Brexit y la pandemia, y desde allí habla con la misma ilusión que al principio de su María Morena.
Este musical es su apuesta más personal y lo fue construyendo sin prisa pero sin pausa en Londres junto a Ángel Batalla, a la salida de su trabajo «oficial». Ambos sentían la necesidad de plasmar en una obra sus propias experiencias con lo que supone instalarse en otro país. «Es algo que obviamente te cambia la vida, iba a ser algo pequeño pero fuimos añadiendo cosas y se nos fue de las manos», ríe. En tiempo invirtieron cinco años entre escribir y producir hasta que en 2017 se vio por primera vez en Londres durante un año. Hasta su llegada a España han pasado otros cinco años.
Sus horas laborales las dedicaba y sigue dedicando a los efectos visuales en cine. Sin ser conscientes de ello, quien más quien menos, se ha sentado en el cine a disfrutar de alguna de las películas en las que él ha dejado su sello. Películas como ‘Gravity’, ‘Los guardianes de la Galaxia’ o ‘Dune’, que es una de las más recientes, pero son decenas y son títulos de Óscar, de Bafta y de infinidad de premios. Ahora, sus servicios son para Disney y, desde luego, son máximo secreto. «No puedo contar mucho, ojalá», se disculpa divertido.

De María Morena sí que puede contar pero lo mejor es que quien desee disfrutarla se acerque al Teatro Alfil de Madrid el martes 27. Esa será la última función de las tres que le han traído a España este último mes. Al menos lo será de momento, porque la intención y los esfuerzos se están poniendo en un regreso a partir de otoño con una presencia más regular en la cartelera teatral, un sitio al que es «verdaderamente difícil llegar, ya que es un proceso muy lento que hay que hacer poco a poco». El respaldo del público es fundamental para que se produzca este regreso y lo ha tenido en las dos funciones anteriores. También el de la crítica. Él mismo viajó desde Canadá para el estreno por apenas cuatro días de estancia. Ahora, desde allá ve cómo crece el personaje de la mano del equipo español al frente del que está Batalla y cómo la gente disfruta. También hay interacción en Instagram, porque María Morena está a la última y de vez en cuando se asoma a @mariamorena.superstar y también a las redes del Teatro Alfil, donde además se pueden adquirir las entradas.
«Es una obra técnicamente compleja aunque no lo parece, y es muy divertida. Además, hay una súper sorpresa que solo saben los que han estado y les rogamos por favor que no cuenten nada», avanza Pastor. Ángel Batalla se mete en la piel de María Morena que encarna esos sueños de triunfo que tiene tanta gente y que se marcha a la ciudad para tratar de alcanzarlos. En este caso es una joven que quiere ser una estrella del pop. «Se han adaptado algunos puntos al humor español, creo que ha quedado más divertida que la londinense. Al menos, la gente se rio mucho en el estreno», avisa el director. Además de todo el colorido y las ganas de vivir que impregna, otra de las grandes bazas de ‘María Morena’ es la música -que es original en su totalidad- y, en especial, la canción principal. Él está implicado en la producción y escritura de la música que está compuesta por el londinense Alex Paton y el cantautor zaragozano Luis Costa. Es altamente pegadiza en las melodías y en la letra.

De música algo sabe Diego Pastor a quien todavía le persigue la revolución que montó en febrero de 2008 en Alcañiz, cuando se presentó el grupo Dover en el Cuartelillo. Los mayores del Hogar fueron los ganadores del videoclip que desde entonces acompaña a la canción ‘Serenade 07’, un concurso que convocaron los propios músicos. Un entonces jovencísimo Diego echó mano de su abuela y esta, de sus compañeros, y entre todos recrearon el vídeo que fue el ganador. Congregaron a medios de comunicación de todo el país e hizo que los Dover tocaran ese septiembre en las fiestas. «Todavía me persigue aquello, sí», ríe en conexión con La COMARCA. «Pero estoy muy orgulloso y muy contento, sobre todo, por todo lo que supuso para la gente que participó en él, lo recuerdo con mucho cariño», añade.