El Ayuntamiento de Aguaviva ha denunciado ante la Guardia Civil el último acto vandálico que ha tenido lugar en la localidad, y que afecta a una de las inscripciones existentes en la ermita de San Gregorio. Se trataría de la inscripción que el brigadista internacional Edward Muscala realizó en este lugar, y que aparece fechada el 25 de diciembre de 1937, durante la Guerra Civil. También quedaba constancia en esta peculiar firma su pertenencia al Batallón Lincon, y también su procedencia: «USA». Ahora la inscripción prácticamente ha desaparecido, tras ser rociada con un spray de pintura negra.
Desde el consistorio también han condenado este hecho a través de las redes sociales, donde aseguran que se trata de un atentado contra el «patrimonio y la historia de la localidad». «Era un elemento muy simbólico y muy interesante por lo que aportaba sobre la historia de esa época», expresó Aitor Clemente, alcalde de Aguaviva.
No se trata del primer acto vadálico que vive esta localidad durante el verano. De hecho han sido varios, empezando por el ataque a la placa que recordaba a las víctimas del Covid-19 a principios del pasado mes de agosto.
juan el péqué dice
eso se tiene qué parar antes qué sea muy tardé por el bienestar dé todo el pueblo
Yo dice
Los esmirros de UltraDerecha vuelven ha mostrar su cobardia con las pintadas fascistas, ensuciando con su basura ideológica nuestros pueblos, bien adoctrinados por sus jefes Ultrax desde Madrid.
Antonio dice
esbirro e con b y no con m
Yo dice
Tiene Razón son esbirros con b de basura
Barón Corvo dice
Pues sí, verdaderamente ha sido un atentado imperdonable contra el patrimonio artístico e histórico de Aguaviva. De risa, vamos. Con su pan se lo coman sus habitantes. No cabe un tonto más, desde luego.
josé puente dice
¿Desde Patrimonio del Ayuntamiento se sabe si existe posibilidad técnica de recuperar el trazo original?
Barón Corvo dice
Creo que debería el Ayuntamiento de Aguaviva nombrar una comisión cultural para que, dada la importancia de la obra dañada por unos vándalos, se desplazara a los USA para que tratara de localizar al autor de la histórica obra de arte y recompensarle como es debido por sus méritos. Ahora bien, también sería interesante que los ciudadanos de la población vivos en el momento de la creación de la obra -Guerra Civil- nos ilustraran del estado en que el brigadista y sus correlegionarios dejaron la ermita en el momento de la retirada. Seguramente quemada hasta los cimientos y, sin duda, con las cenizas todavía humeantes de los santos y demás objetos religiosos quemados que había en el templo.
Manuel Peña dice
Lamentable es hacer desaparecer el testimonio del brigadista pero tendríamos que saber en que condiciones se encontraba la ermita cuando llegó y los destrozos que causaron en ella.
Por otra parte si lamentable es hacer desaparecer la inscripción no lo es menos la continua desaparición de testimonios históricos que se están eliminando por «enaltecer» la memoria de los que ganaron la guerra.