Los alcaldes del Bajo Aragón-Caspe prevén reunirse a lo largo de esta semana para tratar de unir fuerzas y agilizar el proceso de valoración de daños del incendio de Nonaspe. Con el fuego todavía sin controlar, aunque ya en fase de estabilización, toca empezar a pensar en las consecuencias de un incendio que ha arrasado unas 2.000 hectáreas, unas 300 de ellas de cultivo. A la reunión también se invitará al alcalde de Mequinenza, Antonio Sanjuan, pues a pesar de no pertenecer la localidad al Bajo Aragón-Caspe su término municipal se ha visto también afectado por las llamas.
El fuego, además de conllevar graves consecuencias para la biodiversidad del entorno, ha provocado daños y previsibles pérdidas cuantiosas en la agricultura. Es por eso que urge, una vez el incendio esté extinguido, cifrar unas pérdidas que afectarán a numerosas familias de todo el Bajo Aragón-Caspe. El objetivo es pedir ayudas al Gobierno de Aragón para poder sobrellevar las consecuencias económicas del incendio, que ha afectado a zonas de regadío y a campos de cultivo.
Los agricultores se encuentran «impacientes» por poder acceder a sus fincas y comprobar el alcance de las llamas, aunque por el momento no es posible. Será una vez el fuego esté completamente controlado cuando puedan abrirse al tráfico todos los caminos que surcan la superficie afectada por el incendio de Nonaspe.