Seguir reivindicando el legado de Alcañiz como ciudad del motor y rememorar la historia del antiguo circuito urbano. Un año más la Concentración de Vehículos Clásicos y de Competición celebrada este sábado en la capital bajoaragonesa, tuvo una gran acogida de expositores y público. Organizada por el Real Automóvil Club Circuito Guadalope, se trata de la segunda edición de la cita, después del emotivo homenaje el pasado año al piloto Paco Fillola. El acto conmemoró además la Historia del Premio Ciudad de Alcañiz, que hace 20 años celebró su última edición.
Así, durante la mañana del sábado se pudo disfrutar de la exposición de más de un centenar de vehículos de gran variedad que posteriormente se emplazaron a recorrer el antiguo trazado de carreras. Se expusieron vehículos de competición, modelos de vehículos que tomaron parte en las distintas ediciones del Premio Ciudad de Alcañiz y vehículos históricos, con 30 o más años de antigüedad. «Se han expuesto coches que han corrido en el circuito urbano desde el año 1965 hasta 2003, otros más históricos, de calle. Son maravillas muy bien conservadas. Se trata de una jornada de recuerdo para que Alcañiz no pierda su memoria como ciudad del motor. No queremos que se pierda esa magia que siempre tuvo y tendrá», destacó Jesús Baquero, presidente del club, quien hizo un balance más que positivo de la acogida por parte del público.
El plato fuerte fue sin duda el paseo por el trazado urbano del antiguo Circuito Guadalope en el que tomaron parte los asistentes a la concentración, completando dos vueltas al mismo y convocando a multitud de curiosos y aficionados. La jornada se completó con una comida de hermandad en la que se entregaron distintos premios a los vehículos participantes.
El BMW de Pierre Cassagne, «la joya de la corona»
La concentración fue la excusa perfecta para el encuentro de pilotos y aficionados, ligados al mundo del motor, en torno a sus coches cuidadosamente restaurados. Muchos de ellos alcañizanos como Jesús Josa o Miguel Ángel Alquézar, entre otros. Pero sin duda el nombre del piloto francés ya fallecido, Pierre Cassagne, marcó la jornada. Su mítico BMW 2002Tii de color azul con la marca BIC, fue la «joya de la corona» de la mano del exalcalde de Alcañiz, Juan Carlos Gracia Suso, gran aficionado y actual propietario del mismo.
Tras llegar a un acuerdo con Cassagne, el vehículo pasó a sus manos, cumpliendo con el deseo del piloto: que el coche se quedara en Alcañiz, en la ciudad donde siempre le gustó correr y se sintió como en casa. «Pierre nunca fallaba a la cita de Alcañiz, por lo tanto qué mejor sitio. El sabiendo que lo iba a cuidar y restaurar, era lo que más ilusión le hacía. Le hacía ilusión que lo tuviera el alcalde. Ojalá lo puedan disfrutar todos los alcañizanos, al fin y al cabo es un legado de lo que supuso para la ciudad», explicó el ex primer edil.
Cassagne nunca pudo verlo restaurado, pero sí su mujer Marga Van Asperen, quien estuvo presente, arropada por todos los amigos. «Estoy muy emocionada de ver los coches otra vez, con todos los recuerdos que me traen. Pierre se sentía muy feliz de haberlo vendido al alcalde. Alcañiz fue algo especial en toda su vida. En casa tiene expuestas todas las copas con las fotos», explicó su esposa.
A su vez, un emocionado Suso, recordó al piloto Cassagne y su legado. «A todos nos hubiera gustado que estuviera hoy aquí Pierre, pero no ha podido ser. Con la restauración de su coche, he cumplido un sueño. Desde pequeño lo veía correr por el Corcho en el Campeonato de España de Clásicos Deportivos, desde casa de mis abuelos«, recordó.
Cuatro años de restauración
El largo proceso duró cuatro años y supone una restauración integral del coche. Del minucioso trabajo se encargó el restaurador Ángel Martínez, junto a sus hijos. «Es un coche 100% alcañizano», resaltó Suso, quien lo definió como «un sueño cumplido». «Me gustaría dar las gracias a Ángel, a mi cuñado que también me ayudó a pintarlo y a toda la gente que ha trabajado en su restauración».
Se han mantenido las características del modelo, con su emblemático color azul, aunque por dentro se le han añadido dos asientos, y se han tapizado el interior de las puertas. Se han añadido igualmente elementos del motor e iluminación, que no llevaba en su etapa de carreras, para cumplir con las normativas vigentes y poder circular por la vía pública. «Hemos querido mantener su esencia, cualquiera que lo ve sabe perfectamente qué coche es», señaló Juan Carlos Gracia Suso.
El restaurador Ángel Martínez destacó el minucioso y complejo trabajo llevado a cabo, «en familia». «Lo tuvimos que desmontar por completo para empezar una restauración minuciosa. Tuvimos que buscar molduras y cristales, todo lo que lleva un coche de calle. Lo que más nos costó fue la carrocería, tuvimos que rehacer toda la parte trasera y delantera», explicó. Martínez resalto que gran parte del trabajo es mérito de sus hijos. «Tuvimos un invierno frenético, en los ratos libres estuvimos trabajando en el coche. Mi hijo Ángel, el mayor, es el que ha hecho el motor y Javier ha hecho toda la carrocería», puntualizó.
La jornada contó también con amplia presencia institucional encabezada por el alcalde de Alcañiz, Miguel Ángel Estévan, y parte de la corporación. «No es un evento más, es muy importante reivindicar este arraigo. Llevamos gasolina en las venas y para Alcañiz es algo que no se puede describir», destacó.
Todo esto está muy bien pero el comportamiento de algunos conductores no Señor vaquero ponga un poco de orden antes de que pase una desgracia.
Totalmente cierto… creo que deberían sancionar dichos comportamientos sin salir el año que viene en las vueltas al circuito ya que algún día sucederá algo y nos fastidiaremos los que salimos con cabeza y a recordar cuando corríamos connnuestros vehículos por el trazado.