Cientos de cofrades acompañan al Cristo del Silencio, la Virgen de las Lágrimas y la Piedad
Mientras sus vecinos en siete pueblos de la Ruta se disponían a romper la Hora, en Alcañiz este jueves santo tan solo se escuchaba el repicar de la banda de timbales y el tambor del cabo. Es el único sonido que rompe el silencio sepulcral de la ciudad, que vivía una de sus procesiones más emotivas y emblemáticas, la del Silencio.
Los cofrades recorrieron la ciudad pese a las previsiones de lluvia. El viento se llevó la tormenta, con rachas fuertes de hasta 80 kilómetros por hora, que complicaron encender algunas velas. Hubo momentos de llovizna, pero no impidieron procesionar.
El Cristo del Silencio, la Virgen de las Lágrimas (la única bajo palio del territorio) y la Piedad transitaron por la parte alta de la ciudad, que estaba más iluminada que de costumbre ya que la procesión fue retransmitida por Aragón TV.
A la 01.25 pasadas se recogió en la iIglesia Mayor tras pasar por una plaza de España cubierta con la alfombra de tomillo y romero que impregnó todo el centro de la ciudad con un olor evocador. El viento y la lluvia se detuvieron para dejar paso al momento más elegante y sobrecogedor de la noche, con una plaza totalmente callada.
Antes de la procesión, la Junta Rectora de la Cofradía hizo entrega del cetrillo y la capa a la Hermana Mayor de Honor, Sandra Leal , elegida como representante de la Guardia Civil en el año en el que se cumple el 30º aniversario de la entrada de la mujer en la Benemérita. La Hermana de Turno fue Isabel Celma. Como novedad, se ha recuperado que los cruzados acompañen a la junta al acto.