La alcañizana Alejandra Aguilar es la primera doctora en Psicología de la Universidad de Zaragoza. Hasta ahora, quienes como ella habían estudiado la carrera en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel, tenían que doctorarse en otras áreas como Medicina, Educación o Sociología. Tras terminar sus estudios de grado, Aguilar trabajó un año como psicóloga en Alcañiz y posteriormente se fue a Barcelona a estudiar un máster en Neurociencias. En diciembre de 2018 comenzó un contrato predoctoral en la Universidad de Zaragoza, en la misma capital, que finalizó el 9 de diciembre del 2022, cuando leyó su tesis, ‘Evaluación de la eficacia de programas de prevención e intervención sobre depresión en Atención Primaria’.
Este estudio demuestra cómo la modificación del estilo de vida -dormir bien, hacer deporte, seguir una dieta mediterránea y tomar el sol para generar vitamina D- contribuye a la recuperación de la enfermedad. Los resultados abren líneas de aplicación en los centros de salud, donde el tratamiento más común son los psicofármacos. Los médicos de Familia son los primeros, y con frecuencia los únicos, en atender a los pacientes depresivos, ya que las listas de espera de psiquiatría y psicología pueden ser de hasta seis meses.
Aguilar continúa en el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón, en un grupo que estudia los procesos de salud que se dan a nivel de Atención Primaria. Se trata de un equipo multidisciplinar en el que hay médicos, enfermeros, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y psicólogos. En su caso, se encarga de las investigaciones relacionadas con la salud mental. ¿Su próximo reto? Convertirse en profesora de Psicología en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel.
Cuando alguien tiene tos, mocos y fiebre durante varios días reconoce que está enfermo y va al médico. ¿Son tan evidentes los síntomas de la depresión?
La población general se piensa que tan solo es llorar y estar triste, mientras que el enfermo sufre otros muchos síntomas que no sabe relacionar. Las personas depresivas pierden la motivación en las actividades diarias, dejan de hacer cosas que antes les gustaban, tienen el sueño alterado, están apáticas y les rondan ideas de suicido. También es muy frecuente la falta de memoria, la pérdida de atención, la incapacidad para concentrarse y la inhabilidad para tomar decisiones. Físicamente pueden tener dolor de tripa y de cabeza, aunque esto es más patente en la ansiedad. Para diagnosticar la enfermedad, estos síntomas tienen que estar presentes la mayor parte del día durante dos semanas.
¿En qué se diferencia de la ansiedad?
Aunque los síntomas son parecidos, las personas con este trastorno sufren más estrés a la hora de hacer ciertas cosas. Pueden tener un ataque de ansiedad (que no deja de ser un ataque de pánico) ante estímulos que no deberían provocarlo. Por ejemplo, mientras están viendo la tele.
¿Puede una persona con depresión trabajar?
La enfermedad es incapacitante, ya que los síntomas depresivos como la falta de concentración afectan a la funcionalidad de la persona. Tú puedes romperte una pierna, pero puedes ir a trabajar con muletas si tu estado de ánimo te acompaña. Una persona con una depresión grave no puede ir, aunque tenga las dos piernas funcionales. Los efectos secundarios de los psicofármacos, en el caso de que el médico se los recete, tampoco ayudan.
¿Desde fuera puede apreciarse la enfermedad?
Lo más probable es que el entorno no intuya nada, porque ven a la persona igual de bien que siempre, e incluso sonriendo. Sin embargo, cuando la enfermedad sí que comienza a manifestarse, es común que no quiera salir de casa, que ponga excusas, que no preste atención cuando le hablas o que se le olviden las cosas. También puede pasar que pierda o gane peso sin venir a cuento o que deje de arreglarse.
¿La depresión es genética, ambiental o una combinación de ambas?
Esa es la eterna discusión. En la actualidad se da más peso a los factores ambientales, es decir, que nuestras reacciones ante las diversas situaciones que nos presenta la vida las hemos aprendido desde niños. Y, por tanto, se pueden modificar. También influye el contexto de la persona: el tipo de vivienda en el que reside, si le explotan en el trabajo o si tiene acceso a un sistema de salud público en el que le atiendan cuando está enfermo.
¿La enfermedad es más prevalente en algún perfil concreto de la población?
Sí, en las mujeres de edades más avanzadas. De hecho, el 87% de las personas que participaron en mi investigación eran mujeres. Ahora también se está viendo un aumento importante de los casos en edades jóvenes. A nivel mundial, unas 300 millones de personas padecen depresión, incluidos niños. En España, en Atención Primaria, una de cada diez personas manifiesta síntomas depresivos.
¿Quién suele ser la primera persona a la que se pide ayuda?
Cuando nos pasa algo siempre pensamos en nuestro médico de Familia, ya que es la puerta de acceso al sistema sanitario. Además, como suele ser el mismo durante toda nuestra vida, nos da confianza. También conoce esos otros factores que son importantes, como el pueblo o barrio dónde vivimos, nuestro trabajo o las enfermedades que tienen nuestros padres y hermanos. Si la depresión es leve, será quien empiece a tratarnos.
¿Cuál es el tratamiento en Atención Primaria?
La primera opción son los psicofármacos, debido a la falta de recursos y de tiempo que tienen. Es lo más fácil si solo te pueden atender cinco minutos cada tantos días, ya que en dos semanas el paciente puede notar una mejoría en su estado de ánimo. Hay que tener en cuenta, además, que los médicos de Familia no tienen por qué estar formados en salud mental, ya que no es su campo.
¿Y no derivan al especialista?
Depende de la gravedad y de si lo pueden tratar ellos o no. Lo ideal es que se derive tanto a psiquiatría como a psicología. También depende de lo saturado que esté el sistema, ya que las listas de espera pueden ser de medio año.
¿Qué diferencia hay entre el tratamiento psiquiátrico y el psicológico?
La terapia psicológica tiene que emplearse en cualquier depresión, ya que va a cambiar el comportamiento de la persona para toda la vida, mientras que la medicación solo debería usarse en los casos más graves para darle un empujón al paciente. El estado de ánimo no puede depender solo de un fármaco. La realidad, sin embargo, es que se está abusando de ellos en Atención Primaria recetándose para depresiones que no los necesitan. España es uno de los más países que más dinero se gasta en psicofármacos, pero más cuesta pagar a una persona que realice terapia psicológica.
Así que, si quieres recibir terapia psicológica inmediata, más vale que tengas la cartera llena…
Una sesión de una hora puede costar una media de 60 euros y no todo el mundo se lo puede permitir. Resulta paradójico que muchas personas, que sufren depresión porque han perdido su trabajo, tengan que hacer una inversión en terapia. En el sistema sanitario faltan muchísimos psicólogos y no porque España no tenga profesionales, sino porque no se invierte suficiente dinero. Nuestros dirigentes todavía no le dan la misma importancia a las enfermedades mentales.
¿Todas las terapias tratan la depresión?
Todas las que tengan evidencia científica. Las personas que vayan al psicólogo privado tienen que cerciorarse de ello, ya que hoy en día hay mucha pseudoterapia que solo sirve para sacarte el dinero. Las terapias psicológicas más comunes son las cognitivas conductuales, que te ayudan a cambiar lo que piensas ante diversas situaciones y las respuestas que das. De esta manera, también obtienes reacciones diferentes de las personas que te rodean. Ahora están ganando peso las terapias de tercera generación, que añaden otras herramientas a la conductual como sería el mindfulness. También pueden estudiar los valores que tiene la persona -por ejemplo, que tenga como objetivo desarrollar una buena carrera profesional- e intentan que sus acciones diarias vayan en consonancia para darle sentido a su vida.
Terapia siempre, medicación si es grave y, de acuerdo con tu tesis doctoral, una serie de buenos hábitos aceleran el proceso de recuperación…
El estilo de vida también tiene influencia en el estado de ánimo. El sedentarismo, el empobrecimiento de la dieta o la mala calidad del sueño han ido a peor en el ultimo siglo. Si somos conscientes, son cosas que podemos modificar. Quizás no puedes mudarte a una casa con jardín, que te vendría bien para tu salud mental, pero sí puedes salir a caminar si antes no lo hacías. En mi investigación se ha demostrado cómo la actividad física, la higiene del sueño (dormir un mínimo de 8 horas y tener los mismos horarios), la luz del sol (para generar vitamina D) y la dieta mediterránea (pescado azul, aceite oliva, frutas y verduras y frutos secos) contribuyen a la recuperación de la depresión.
¿Cómo se realizó el estudio?
Mi grupo de investigación hizo un primer estudio hace varios años. Les dieron recomendaciones sobre un estilo de vida saludable a pacientes de Atención Primaria con depresión. Sin embargo, no mejoró su estado de ánimo porque no hicieron caso al papel. Así que les preguntaron qué necesitaban para llevar a cabo estas modificaciones y sugirieron asistir a sesiones presenciales con un profesional que les fuera monitorizando. Cuando yo me incorporé hace cuatro años, diseñamos una intervención que consistía en seis sesiones, una por semana, de unos 90 minutos, en las que les instruíamos sobre modificación del estilo de vida. Después les dábamos unas hojas de registro para que completaran cada día a qué hora se levantaban y acostaban, cuántos minutos habían caminado y con quién, cómo se habían sentido… De esta manera eran conscientes de sus actos y podían ser autocríticos.
Y su depresión disminuyó…
Ese fue el resultado estrella. El estudio se llevó a cabo en varios centros de salud de Zaragoza y de Palma de Mallorca. Comparábamos siempre tres grupos, el que venía a las sesiones, el que además de asistir tenía una pulsera que registraba los pasos y las horas de sueño, y el que solo seguía el tratamiento habitual de su médico de Atención Primaria. En los dos primeros casos se logró reducir la enfermedad, y todavía más en los pacientes que llevaban la pulsera, ya que tenían una motivación extra para caminar más y dormir mejor.
¿Podrían implementarse estas sesiones en todos los centros de salud?
Ese es nuestro objetivo. Estamos trabajando en un estudio de implementación para ofertar la intervención a todos los centros de salud que quieran participar. Cualquier profesional, no hace falta que sea psicólogo, puede formarse y organizar los grupos, lo que facilita su puesta en marcha. Eso sí, la administración tendría que darles los medios, ya sea aumentarles las horas o incorporar a una persona externa.
¿Les benefició a estos pacientes relacionarse con otras personas que están pasando por lo mismo?
El formato grupal funcionó estupendamente por el apoyo social que se dio. Muchos de ellos hablaron por primera vez sobre sus síntomas depresivos. Ni siquiera habían mencionado antes la palabra depresión.
¿Son los familiares y amigos un apoyo, o quienes más juzgan?
El apoyo social es un arma de doble filo. Somos seres sociales que necesitamos a otras personas, pero a veces nos pueden causar mas sufrimiento que alivio. No nos han enseñado a tratar con personas que tienen depresión, y no es que seamos malos, sino que no sabemos cómo manejarlas. Un profesional te realiza una terapia sin juzgarte, sin embargo, las personas de tu entorno no saben gestionar el sufrimiento que tienen delante. No nos gusta ver a alguien cercano triste y lo primero que hacemos es decirle que no llore, que no se sienta mal, que no es para tanto, que hay cosas peores… Esas frases nunca han servido para nada, solo para invalidar las emociones. No dejan a la persona expresarse como lo necesita, se esconde o evita llorar, y al final eso le supone una carga adicional. Lo pasa todavía peor porque se siente culpable.
¿Cuánto puede durar la enfermedad?
Si no haces nada, toda una vida. En los grupos nos hemos encontrado personas que llevaban un año con síntomas depresivos porque no habían dado ningún paso hacia el tratamiento. Ni habían ido al psicólogo privado, ni les habían derivado y como mucho les habían recetado psicofármacos. La recuperación con terapia psicológica varía dependiendo de la gravedad, pero de uno a tres meses se puede mejorar y en menos de un año puede estar solucionado. Ahora bien, si necesitas ir una vez a la semana y no te lo puedes permitir, pues la recuperación será más lenta.
¿Es habitual recaer?
Es algo común. Una persona que ha pasado una depresión tiene más probabilidades de recaer, aunque depende de cómo haya salido de ella. Si solo ha tomado psicofármacos, en el momento en el que deja de tomarlos puede volver a caer perfectamente. Si ha ido a terapia y ha cambiado su comportamiento es más difícil que suceda. Sin embargo, siempre hay acontecimientos vitales que no están en nuestras manos como un accidente inesperado de un familiar o de ti mismo que desencadene una depresión.
A nadie se le ocurriría decirle a una persona con un tumor que «no le pasa nada» y que «solo tiene que cambiar su actitud para sentirse bien». ¿Por qué a un enfermo depresivo sí?
Es parte del desconocimiento que aun existe hoy en día. La depresión, aunque no se pueda ver a simple vista o no salga en una analítica de sangre, es igual de grave que otras enfermedades e incluso más incapacitante. Los psicólogos no solemos usar la palabra enfermedad porque tiene muchas connotaciones negativas, pero a veces sí que nos gusta decirla para que la gente se la tome en serio.
Parece que la gente se olvida de que el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España…
Y más hoy en día después de la pandemia… Las cifras van en aumento y hay que ponerle freno.
Delia González dice
Que hacer si es una persona de cierta edad y no encuentra sentido a su vida y no deja de quejarse todo el día aún tomando psocofarmacos
Loli dice
Buenas tardes, me ha gustado el artículo y me ha parecido una buenísima idea lo de las pulseras para medir los pasos y horas de sueño.
Mi hija de 17 lleva con problemas de salud mental desde el 2020.
El ejercicio, horas de sueño, sol, tener una ocupación, alimentación adecuada todo lo que le recomiendan y le recomendamos lo hará cuando lo decida ella, no sabemos que hacer, acompañar y esperar.
Se hace todo muy largo.
Ella está en el hospital de día de nuestra ciudad con el grupo de jóvenes de terapia, al leer lo de las pulseras me ha parecido que sería una muy buena forma de motivar a los chicos, por lo menos se podía intentar.
Un gimnasio en el hospital no sé si podía ser bueno o no para ellos, baile como terapia….
Damos tantas vueltas a todo y ellos quieren hacer tan pocas cosas que es muy difícil.
La próxima entrevista que tengamos con su psicóloga del hospital de día me gustaría comentarle lo de las pulseras.
Gracias.
Juan Manuel dice
Sufro de depresión y trastorno de ansiedad desde los 19 años. Apareció de un día para otro y no. me lo explicó.
En mi caso hay un patrón cíclico con intervalos de varios años de casi normalidad. Pero en llevo una racha de cuatro años bastante mala con leves mejorías poco duraderas. Iba todo de lujo y una lesión en un pie me ha llevado al inicio de la partida. Toca salir del pozo otra vez.
Lo peor, señores/as profesionales y lectores/as, es la nula empatía de las personas que te rodean. Como bien dice la experta, tratan esto como el que está triste por unos momentos.
Y así es todos los días, luchando contra comentarios dañinos como «vete a un concierto o disfruta la vida» y , además, ser marginado a lo más mínimo que noten algo o les comentes que tienes que tomar algún fármaco .
Suscribo por experiencia propia todo lo que recomienda la psicóloga. Gracias a los que sois como ella.
Añadiría a la terapia, alguien que te fuerce a levantarte de la cama o del sofá si al principio no puedes. Esto es lo que más cuesta.
Encarnación Sánchez Álvarez dice
pues a mí lo primero
ansiolítico, y después antidepresivo me preguntó mi doctora si quería psicóloga, y dije que si que lo que hiciera falta para salir de ahí. me hacía 10 minutos si decirme nada ni darme ninguna pauta de nada …yo no sabía ni que le tenía que decir , solo me paso un audio para relajarme que busco por internet ! en fin yo creo que no me sirvió para nada . a la ocho meses deje toda medicación por mi cuenta . después de un año y medio estoy igual o peor porque ahora te lo extrasistoles y le he pedido a mi nueva doctora que por favor me haga un seguimiento no me deje de la mano de Dios ! ya veremos . gracias y saludos
Felicia dice
Hola Encarna¡
Soy médico psicoanalista y mi recomendación es que acudas a un psicoanalista. No necesitas ni cambiar de alimentación, ni paseos…etc.
Lo que realmente te sería de utilidad ,como te digo, es acudir a un psicoanalista, para que te haga comprender las raíces de tu malestar y que tu misma te des cuenta de que tu sufrimiento tiene solución.
Yo trabajo en Cantabria y trato depresiones todos los días y te aseguro que el Psicoanalisis lacaniano es lo que mejor resultados te puede dar.
Un saludo
l
Maria dice
recomiendo que se lean libros de phichologia para desaroloo personal y autosyuda sobre como prevenir y tratar las despresiones ..yo lo hice….y me han ayudado mucho esos libros: titulo:SENTIRSE BIEN;AUTOR:DAVID D.BURNS,es un muy buen libro
Felicia Gómez Garcia dice
Solo una observación a la psicóloga Alejandra Aguilar: Los tratamientos cognitivo conduc tuales que ella nombra y que son los que están en boga, no contemplan que en el ser humano hay un Inconsciente que comanda pensamiento y conducta, y que como decía Freud «El YO, no es dueño en su morada.
La depresión no es tanto una enfermedad,sino una situación vital de caída del DESEO, y que sólo quien es capaz de ayudarle a entender y entenderse , es un psicoanalista, que irá a las raíces más profundas de su malestar.
Todo lo demás, está bien. pero…pájaros y flores.
Felicia Gómez. Médico psicoanalista