Mª Victoria Broto es consejera de Ciudadanía y Servicios Sociales del Gobierno de Aragón desde 2015. Analiza la gestión en la toma decisiones desde el departamento que dirige y del que dependen, entre otros asuntos, la atención a mayores y las residencias. Asegura que para ella lo peor de esta pandemia fue tenerla que afrontar sin material de protección al inicio y se siente orgullosa de «que nunca se ha mirado para otro lado cuando se presentaron problemas». Por delante, quedan muchos retos por mejorar el sistema.
¿Qué balance hace de este año covid en las residencias?
Creo que hay un antes y un después con la vacunación. Cuando el 27 de diciembre se administraron las primeras en la residencia Romareda de Zaragoza, en Barbastro y la residencia San José de Teruel, teníamos la esperanza de poder decir que comenzábamos algo nuevo, que poníamos una solución a un problema muy grave. Entonces teníamos 1.500 personas positivas en las residencias de Aragón y 40 brotes abiertos. No era el peor momento pero era muy malo. Esperamos y ya podemos decir que desde entonces todo ha ido a mucho mejor. Tenemos 7 brotes abiertos con menos incidencia y con la enfermedad más leve. En el último mes y medio ha habido un fallecido en estos centros frente a épocas con días de 30. Creo que empezar a vacunar en las residencias es la mejor decisión que se ha tomado en relación a la gestión de la pandemia.
¿Por qué no se ha incluido a usuarios de centros de día?
En la gestión hemos ido coordinados con Sanidad desde los inicios en la toma de decisiones y en el proceso de vacunación nos pusimos en sus manos. Decidieron comenzar por mayor edad por ser el sector de riesgo y primero fueron residencias. Ya después, de acuerdo con la estrategia a nivel nacional, siguieron con ese criterio y también en función de la disponibilidad de las vacunas. Nosotros les hemos facilitado lo que necesitaban, como los listados de todas las residencias, usuarios y trabajadores que querían vacunarse. Ahora en no vacunados, tenemos a un 2,3% de los residentes y el 10% de los trabajadores. En este sentido, las cifras mejoran según avanza el proceso.
¿Cómo ha sido la relación con Sanidad?
Antes de la pandemia habíamos trabajado en muchos asuntos. Sanidad, Educación y Servicios Sociales somos los tres departamentos que gestionamos el estado de bienestar y que prácticamente tenemos todas las competencias que gestionamos nosotros y coordina Madrid. Todas las decisiones se han tomado en acuerdo, como pueden ser las restricciones en el funcionamiento de las residencias o la posterior flexibilización de las medidas. Nosotros somos expertos en el tratamiento asistencial en centros que son para la convivencia pero no son centros sanitarios ni queremos que lo sean. Hay mucha relación pero la pandemia la ha estrechado mucho más. Hubo que tomar decisiones rápido.
¿Cómo cuáles? ¿Cómo fueron esos procedimientos?
Cuando a una residencia entra la pandemia -algo que nadie se espera- se cae en estado de shock y todo el mundo se pone muy nervioso, por lo que la relación con Sanidad y los centros de salud de los que dependen esas residencias ha sido importantísima para ayudar y para ver cómo organiza. Ha habido que sectorizarlas y aislar a los positivos. El 21 de marzo teníamos residencias con muchísimas personas positivas, no había suficiente espacio para sectorizarlas y pensamos en crear centros en los que llevar a esos positivos y dar respiro a las residencias. Dos días después, el 23, ya teníamos abierto el centro de Yéqueda en Huesca y abrimos Gea de Albarracín, Alfambra, Casetas y Miralbueno.
En el Bajo Aragón Histórico se vivieron situaciones complejas con Valderrobres, por ejemplo.
Ahí hubo una situación muy difícil, muy crítica y de muchos nervios pero analizando esos momentos desde la perspectiva actual vemos que pusimos todos mucho de nuestra parte: Sanidad, las residencias, familiares, alcaldes y alcaldesas, todos. En el caso de Valderrobres, que trasladaran a personas al centro de Gea y al hospital en función de su estado, fue fundamental. Ahí entra la relación con Sanidad para decidir si a una persona se la deriva un centro o un hospital. Con el tiempo creamos SIRCovid, una plataforma que recoge la información de todas las residencias (públicas, privadas y concertadas) con todos los datos de lo que iba pasando cada día en cada una. Hemos aprendido mucho unos de otros. De hecho, firmamos un protocolo muy importante, el primero que se firmó en España, de coordinación entre Sanidad y Servicios Sociales en relación con las residencias porque entre otras cosas, había que poner sobre papel que los residentes son pacientes de los centros de salud aunque tengan un médico en la propia residencia.
¿Cómo ha sido el trabajo con los centros?
El shock no te lo quita nadie y hay que empatizar en eso porque es una enfermedad muy dura que se ceba con las personas que están agrupadas. Nos confinaron a todos en casa aislados pero los que se quedan agrupados son los mayores en las residencias. Ese shock debe durar segundos y pasarse a la acción. Entre Sanidad y nuestro servicio de Inspección y ordenación se ha trabajado mucho en apoyo que muchas veces era de asistencia telefónica. También ha sido importante la ayuda del Ejército en desinfectar. Sin estar nadie preparado y viendo que somos vulnerables y tenemos dificultades, hemos hecho un gran esfuerzo para salir adelante.
Hablando de futuro, ¿qué deja esta pandemia de cara a la preparación o modelo del sistema?
Muchas cosas. Deja una situación de vulnerabilidad en el siglo XXI cuando nos parecía que todo lo sabíamos. Nos deja la importancia que tiene la ciencia y la investigación, porque tenemos varias vacunas. Nos hace darnos cuenta de que desde el punto de vista de los recursos tenemos que ser autónomos porque no puede ser que la gran Europa con toda su democracia no tenga mascarillas. La globalización no nos puede llevar a que tengamos que depender totalmente de otros países para cosas tan evidentes como una mascarilla, que no es nada ni caro ni complicado de fabricar. Por supuesto, nos deja la relación entre Sanidad y Servicios Sociales.
¿Respecto al funcionamiento de las residencias?
Las que son muy grandes tienen un problema pero en Aragón no tenemos residencias muy grandes y disponemos de una muy buena red porque muchos ayuntamientos han apostado por ellas y también muchas empresas porque tenemos una población muy envejecida. No obstante, hay comunidades con población más envejecida como puede ser Galicia, que no tiene tantas residencias como nosotros, que contamos con muchas y eso es muy positivo. Pero hay que reflexionar acerca de la posibilidad de sectorización y sus equipamientos. Existe una comisión en las Cortes de Aragón en la que han participado desde agentes sociales hasta expertos, asociaciones y entidades y donde se ha estado mucho tiempo debatiendo sobre este tema y estamos a la espera de las conclusiones. Otro tema en relación con los cuidados de los mayores es la importancia de la financiación en el área de dependencia. Nosotros hemos reivindicado durante mucho tiempo que había que incrementar la financiación de las residencias. No hemos llegado nunca a ese 50%, en Aragón hemos puesto el 84% de la financiación de la dependencia. Afortunadamente en el presupuesto de 2021 hay 600 millones que en nuestra comunidad supondrá un incremento de 19 millones para un plan de choque de la dependencia y esto es importante.
¿Qué cifras tiene Aragón en población envejecida?
El 21,1% de la población tiene más de 65 años y a veces, cuando hablamos de los mayores nos parece que lo hacemos de una minoría pero es la cuarta parte de la población de Aragón. Hay que hacer una profunda reflexión con este tema más allá de las residencias: ¿Cuánto queremos aportar políticamente pero también social y familiarmente? Somos la 5ª comunidad con personas de más de 65 años pero la 4ª con más de 85, así que, la población es muy mayor. Una vez en un acto en un hogar hablé de la dependencia y me dijo una señora que ellos lo que querían era pasárselo bien. Tenía toda la razón. Los mayores de 65 años son una población que no está en activo desde el punto de laboral pero, ¿cuántas cosas tiene que aportar y que decir? Muchísimas.
Una parte del Hogar del Santo Ángel se medicalizó para desahogar al Hospital. ¿Puede ser este un modelo a continuar?
Fue una respuesta a una necesidad que teníamos en ese momento. La pandemia nos ha demostrado que ha habido muchas decisiones que ha habido que tomar de manera inmediata cuando en política las cosas se hacen lentas. Había gente que decía cuando salían positivos que se iba a contagiar el pueblo pero es al revés, es el pueblo el que contagia a las residencias. No me gustaba cuando decían «el foco de la residencia» porque no lo era, lo que pasa es que estaban todos juntos. Alcañiz tuvo una situación difícil, un hospital con dificultades y Sanidad nos preguntó a nosotros y a la titularidad de la residencia si nos parecía bien que se medicalizara. Pareció bien y me parece oportuno porque es una muestra más de que todos pusimos de nuestra parte para mejorar la situación. Me puedo sentir más o menos contenta de lo que se hizo pero nunca hemos mirado hacia otro lado y de eso estoy muy orgullosa. Cuando se presentaba un problema se pone solución y hay que agradecer mucho a todo el mundo que colaboró para que las cosas salieran bien.
¿Cuál fue su peor momento?
No tener equipos de protección al inicio. Esas trabajadoras fueron unas heroínas porque la labor en las residencias fue de una dureza tremenda. Ninguno sabíamos qué pasaba pero ellas estaban ahí luchando contra la enfermedad y con el miedo lógico. Hemos luchado contra incertidumbre, contra la vulnerabilidad, contra el miedo… Ha sido muy duro.
¿Se plantean cambios a futuro de cara a este trabajo?
Tenemos que entrar ya en eso. Una de las cuestiones a plantear es la modificación de la ley que contempla cómo tienen que ser la residencias, sus equipamientos, cómo acreditamos para que tengas plazas públicas… Algo importante es que la mitad de las plazas de las residencias en Aragón son públicas en el sentido de que están subvencionadas con fondos públicos. Sí que tendremos que modificar esta ley y en el futuro, conforme mejore la financiación, creo que tenemos que hablar también de las ratios y de la remuneración porque hay que mejorar las retribuciones de las residencias. También digo, y lo enlazo con lo ya mencionado: ¿Hasta qué punto estamos dispuestos como sociedad a poder hacer eso? Tenemos mucha población rural con pensiones que no son altas pero si miramos el listado de los precios, Aragón es una de las comunidades que tiene las residencias más baratas. Si mejoramos las retribuciones, que hay que hacerlo, supone financiación por parte del Estado, más copago -porque tenemos poco- e incrementar el precio. Unir todo ese puzle es complicado.
En los pueblos se siguen construyendo residencias. ¿Es sostenible este modelo?
Aragón tiene muchísimas y hay que pensar en su sostenibilidad. Siempre digo que tenemos muchas porque Aragón ha tenido tradicionalmente un sistema educativo muy bueno con escuelas estupendas que han llegado a todo el medio rural. Lo mismo sucede con los centros de salud, así que, el ayuntamiento piensa en que lo que falta es una residencia. Es importante pensar en los modelos para el futuro y que pensemos en que no sólo debe ser una residencia para las personas alojadas, sino que tiene que ser un lugar que dé cobertura a todos los mayores del pueblo. Hay que pensar en un modelo de atención que permita que se queden en casa lo máximo posible pero que desde la residencia irradien otros servicios como lavandería, comida a domicilio o actividades como ya hacemos con iniciativas como el PAP -Programas de Autonomía Personal para personas que transitan hacia una situación de dependencia en sus primeros estadios-. La residencia tendrá que ser el último escalón cuando una persona ya no es autónoma pero debe ser centro de apoyo para todos los mayores.
Turolense dice
Esta señora tiene que plantearse muchas cosas, y la primera de ellas es que un anciano que percibe una pensión mensual de 560€ no puede aspirar a acceder a una residencia que cuesta 1200€ al mes.
A partir de ahí, todo lo demás.
Marianela dice
Pero a lo mejor las familias de los ancianos también tendrán que replantearse colaborar económicamente . No podemos pretender que todo nos salga gratis. Ahí lo dejo
Turolense dice
Para Marianela.
Yo no pretendo que todo sea gratis.
Teniendo en cuenta que muchos jubilados mantienen s sus hijos no sé cómo van a poder colaborar económicamente.
En un país donde se pagan unos sueldazos de la leche y hay miles de puestos de trabajo vacantes esperando a ser ocupados…
Usted no sé en qué país vive, o en qué galaxia ha estado hasta ahora
Autoctono dice
¿Y done estaria el problema??¿ Acaso sus hijos no van a escuelas publicas?? ¿Usted no va al medico de cabecera o especialistas? ¿por que unas cosas si y otras no?
Autoctono dice
Toda la razón
Pilar dice
Marianela, tienes toda la razón y primero gastarse el patrimonio que tengan .
No puede ser tener una plaza de residencia subvencionada teniendo patrimonio que para eso se guarda cuando uno es joven. Y cuando no puedan pagar la residencia ayudarles.