En la plaza San Miguel ha instalado Calanda el desfibrilador que ya está operativo las 24 horas del día de los 365 días del año. Con esa finalidad se colocó allí, para que en caso de emergencia siempre haya un aparato disponible, ya que el resto con los que cuenta el pueblo se encuentran en espacios cerrados a los que no se puede acceder fuera de horario. Vecinos y también comerciantes de la zona, además de Asapme, así como alcaldes y ediles de localidades cercanas, conocieron este viernes el funcionamiento con una sesión práctica. También miembros de la futura asociación Cruz Verde, que está en vías de constituirse y cuya finalidad es ser un grupo de personas que preste ayuda de acción social entre el vecindario.
«Pensamos que era una necesidad vital tener uno accesible todo el tiempo, porque una emergencia no entiende de horarios. Nos convertimos en la primera localidad de Aragón en disponer de un desfibrilador en la vía pública», dijo el alcalde, Alberto Herrero. «En caso de un paro, los minutos de actuación marcan la diferencia entre vivir o no, y sabiendo eso teníamos que poner uno», añadió. Recalcó que todo el proceso se ha llevado de la mano con el centro de salud calandino, que también atiende a otras localidades. «Puede pasar que los sanitarios en ese momento estén en otra urgencia y entre que llega una ambulancia hasta aquí y se atiende al enfermo, pasan muchos minutos que son cruciales», señaló.
En caso de emergencia solo hay que dirigirse al tótem -identificable porque tiene aspecto de parquímetro- y abrir la puerta, un gesto que ya supone la conexión con el 112. Se extrae el maletín y se lleva al punto de la emergencia, que puede ser en la misa plaza o en cualquier calle de la localidad. En conexión con el 112 se especifica el lugar exacto y se procede a actuar. Una vez comprobado que la persona no responde, se abre el maletín y se atiende a las instrucciones que va dando él mismo por voz. Indica cómo colocar los electrodos y el mismo desfibrilador analizará el ritmo cardíaco y si la descarga es necesaria, indicará que hay que pulsar un botón que parpadea. También dará las indicaciones en caso de que haya que practicar la reanimación cardiopulmonar.
El aparato está pensado para el uso de personas que no tienen nociones de su manejo. «Fuera la palabra miedo, cuando una persona está en parada ya está clínicamente muerta, por lo que lo único que podemos hacer es mantenerla con vida mientras llega la ambulancia», indicó Óscar Saorín, director de Caryosa, la empresa encargada de colocar el aparato, una labor que llevan haciendo desde 2008. «Sí que se usan», dijo. «La muerte súbita es la principal causa de muerte en los países desarrollados y ahí está España también, pero es la gran desconocida», añadió.
El tiempo de reacción es básico para salvar una vida. «Y más todavía en la España despoblada, donde los tiempos hasta que llegan las ambulancias se agrandan. Tener estos aparatos en la vía pública es importante», apuntó.
En la presentación se hizo un llamamiento al civismo, ya que vandalizar «un elemento que salva vidas no se va a tolerar». Herrero condenó todo tipo de actos incívicos, y en este caso habló de responsabilidad. «El ayuntamiento no dudará en pedir responsabilidades si sufre un daño o si pasa algo y no se puede emplear porque está roto», dijo. De hecho, está en una zona videovigilada. Por otro lado, el aparato dispone de una placa solar para dar energía y asegurar un sistema de calefacción que mantenga el aparato en condiciones óptimas en la época más dura de frío.
¡Que buena iniciativa¡
¡Que buena iniciativa¡