«Deseo que vengan más compañeros a nuestro colegio». Esa fue una de las frases que pudo leerse en la pared de deseos para la escuela rural expuesta este sábado en la plaza de Molinos. Los autores de los deseos, escritos en sobres de colores y en ocasiones acompañados de dibujos, fueron los niños, padres y profesores del CRA Somontano del Bajo Aragón, colegio rural agrupado formado por siete pueblos de la provincia de Teruel.
Desde Los Olmos, Berge, Cañizar del Olivar, Estercuel, Ejulve y La Mata de los Olmos viajaron este sábado hasta Molinos para reunirse en una de sus citas más importantes, la Iron CRA.
Esta marcha senderista surgió hace ya nueve años como una respuesta reivindicativa ante unos ajustes y recortes en recursos y también en las ratios de número de alumnos en las aulas que ponía en peligro la educación en el medio rural. La supervivencia de las aulas de este centro estaba en juego, por lo que profesores, familias y niños salieron al monte en una marcha para defender su derecho a una educación de calidad en el medio rural.
En sus inicios, la Iron CRA duraba varíos días, y los participantes recorrían más de una de las localidades del CRA caminando, en bicicleta o corriendo. Desde esta primera edición, en el CRA Somontano del Bajo Aragón se han cerrado los colegios de La Zoma, Crivillén y Gargallo. Hoy en día se mantienen once aulas que se encuentran divididas en las siete localidades de las comarcas del Bajo Aragón, Maestrazgo y Andorra-Sierra de Arcos.
A lo largo de los años, la comunidad educativa de todos los pueblos del CRA siempre han respondido positivamente a una marcha que ya es seña de identidad del centro. Su capacidad para unificar un reclamo común en torno a la educación se ha mantenido viva a pesar de los cierres, y siempre vuelve a demostrarse en cada edición.
Este sábado Molinos por fin pudo ser el punto de encuentro de su IX edición, la cual había sido imposible celebrar a lo largo de estos dos años. La marcha contó con medio centenar de participantes que pudieron optar a realizar cualquiera de los dos recorridos que el municipio había organizado, una ruta corta de dos kilómetros, y otra más larga de seis alrededor del entorno natural del municipio.
La jornada se alargó durante toda la mañana con la escritura de los deseos para la educación rural. La plaza del pueblo se llenó de sobres con dichos deseos, los cuales se expusieron junto a fotografías tomadas en años anteriores y recortes de prensa con crónicas del este evento en otras ediciones.
Para finalizar, los presentes también pudieron disfrutar de un aperitivo con hinchables para los más pequeños en esta fecha marcada en el calendario de los siete pueblos. «Teníamos muchas ganas de poder volver a juntarnos en este día de convivencia», confiesa Desirèe Berdié, directora del colegio de Berge. Para ella, el espíritu reivindicativo continúa en cada edición, aunque ahora la marcha también se ha convertido en un día para apreciar el patrimonio natural de cada pueblo y fomentar la actividad física en la comunidad educativa.