Cientos de vecinos asistieron a la inauguración de la iglesia y recibieron con cariño al arzobispo de Barcelona
Feliz, entusiasmado y algo ruborizado. Así se mostró ayer el Cardenal cretense Juan José Omella, que regresó al Matarraña para participar en la inauguración de la iglesia parroquial de la Asunción, que abrió ayer sus puertas al culto después de tres años cerrada por riesgo de derrumbe. Cientos de personas le acompañaron en un acto que terminó destapando la placa de la plaza en la que se encuentra el templo y que desde ayer se llama plaza del Cardenal D. Juan José Omella. «El pueblo tenía muchas ganas de ver la iglesia abierta y ha sido un gozo poder participar en ello», destacó.
Aseguró sentirse «ruborizado» e incluso «avergonzado» al contar con una plaza en la localidad que lleva su nombre. «Normalmente estas cosas se dan cuando uno muere y en este caso no es así. Y digo yo, ¿Qué he hecho para merecer esto? Agradezco ese detalle», dijo con entusiasmo al mismo tiempo que destacó el carácter «encantador» de sus vecinos, sus raíces cristianas, sus ganas de fiesta y su unión. «Todos los pueblos son hermosos y yo amo este. Porque aquí nací y crecí y lo llevo en el corazón siempre», añadió sin perder la sonrisa ni un solo segundo. Saludó con cariño a todos los vecinos que se acercaron, tanto de Cretas y el Matarraña como de otros municipios en los que fue párroco como Calanda o Castelserás. Con sencillez y espontaneidad recordó anécdotas y animó a los cretenses a rezar a la virgen de la Misericordia y a seguir disfrutando de la vida en el pueblo en «fraternidad».
Con respecto a su papel como «mejor embajador de Cretas» que subrayó el alcalde, Fernando Camps, Omella reconoció que a todos los lugares que ha ejercido ha llevado el nombre del municipio. Al Alto Aragón, a través de la diócesis de Barbastro Monzón, a Zaragoza, a Navarra, a Cataluña y, ahora, a Roma. «Es muy bonito escuchar el nombre de Cretas en el Vaticano», señaló el primer edil.
La jornada comenzó con una misa de acción de gracias que ofició el propio Omella y coofició el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, quien comenzó la eucaristía repasando la trayectoria del Cardenal e incidiendo en el amor que le tiene a su pueblo y a sus raíces, como así lo demuestra su escudo episcopal, en el que están representadas la virgen de la Misericordia, las armas de la corona de Aragón y dos torres de la Sagrada Familia.
En la misa le acompañaron varios sacerdotes de las diócesis en las que ha trabajado y estuvo arropado también por su madre, que sigue residiendo en el municipio matarrañense.
Después de la misa, que se prolongó más de una hora, se procedió a destapar la placa de la plaza, que también quedó abarrotada de vecinos. Además, una pareja de joteros de la localidad cantó para Omella; «Cantar y felicitar; al cardenal Juan José; con esta nueva plaza; Cretas nunca olvidará».
Además de vecinos, al acto inaugural acudieron alcaldes y diputados provinciales, autonómicos y nacionales del PP como los primeros ediles de Calaceite y Alcañiz; el vicepresidente de la DPT, Joaquín Justes; el diptuado en Madrid, Alberto Herrero; o el senador alcañizano, Miguel Ángel Estevan.
Omella, nacido en Cretas en 1946, recibió la ordenación sacerdotal en 1970 y empezó a trabajar como coadjutor y como párroco. Entre 1990 y 1996 fue Vicario Episcopal en la archidiócesis de Zaragoza. En 1996 fue nombrado obispo auxiliar de Zaragoza y tres años más tarde pasó a ser obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón. Entre 2001 y 2003 fue Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca, hasta que el 8 de abril de 2004 fue nombrado obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, su último destino antes de ser nombrado arzobispo de Barcelona. Omella fue nombrado Cardenal en Roma el pasado 28 de junio.
Juan José Omella ha sido nombrado pregonero de la Semana Santa de Zaragoza de este año. Como firme defensor de la vuelta de los bienes de las parroquias de Barbastro-Monzón a sus lugares de origen, ayer no dudó en referirse a la devolución de los bienes de Sijena al ser preguntado. «Alegrémonos y demos gracias a Dios», dijo satisfecho. También se refirió, aunque de forma muy breve, a la independencia de Cataluña. Confió en que «todo se solucione». «Son momentos complicados pero hay espíritu de trabajar en concordia y en paz por el bien común de todos los ciudadanos, que es lo más importante».