La segunda página de nuestro ‘Diario de un confinamiento‘ la escribimos junto al alcañizano Darío Vidal. Periodista, escritor y licenciado en Filosofía Pura, nos ofrece una visión muy interesante de lo que está ocurriendo. Nos cuenta de qué manera está pasando este estado de alarma incluido también, al igual que Miguel Perdiguer, en el principal grupo de riesgo por coronavirus: el de las personas de mayor edad.
¿Cómo estás?
Bueno, estoy bien, con algún pequeño alifafe, pero estoy bien. Además, no autorizo a nadie a que se ponga peor. No queremos que nadie se vaya.
¿De qué manera ha cambiado tu vida con este confinamiento?
La verdad es que como llevaba algún tiempo pachucho pues no lo he notado tanto. Es más, he vuelto a colaborar para vuestro periódico pensando que si cascaba por lo menos lo haría con las botas puestas (bromea). Pero no creo, porque aquí no va a cascar nadie.
¿Eres optimista?
Hombre claro. Lo que hay que hacer es llenar la vida de contenidos. Yo, por ejemplo, veo mucho la televisión, oigo mucha música y mucha radio, también vuestra radio. Es por eso que os doy las gracias a todos muchísimo. Lo que no consigo es que me llegue el periódico porque hay algún aficionado que por lo visto se lo ventila. Yo le diría con todo el cariño que lo lea, que lo relea, que lo manosee, pero que por favor que me lo deje, porque si no me deja sin sustento. También leo mucho. Esas cosas que piensas que harás algún día y no. Tengo todo un pasillo de libros, una biblioteca llena de libros, el dormitorio lleno de libros y siempre pienso que podré leerlos, pero ahora ha llegado el momento… si me da tiempo.
Como periodista y licenciado en Filosofía Pura, ¿qué reflexión te merece esto que está ocurriendo?
Ortega y Gasset escribió su tesis doctoral sobre los terrores del año 1000. Bueno, pues estos son los terrores del año 2000. Entonces, pobrecios, no sabían lo que les pasaba y morían como chinches. Yo confío en que va a ser menos y supongo que la punta del virus se va a empezar a rebajar. Eso según dicen, porque no tengo ninguna autoridad en este asunto. Pero hay que advertir a todo el mundo que no hagamos el bobo de suponernos al margen de todo porque podríamos llegar a un punto de no retorno. También hay que ver cómo la gente ha reaccionado. Es fantástico. Estamos tocando el tambor cada día, con los aplausos a los sanitarios, a los médicos, a los conductores… agradeciendo a todos los profesionales lo que están haciendo por nosotros. Yo ahora ando escribiendo algo sobre el coronavirus para sacar la mejor experiencia de todo esto, aunque la verdad es que no logro hacer una cosa tan divertida como pensaba, porque en el fondo esto afecta mucho.
Teníamos la espada de Damocles sobre nuestras cabezas, ¿hemos sido algo inconscientes?
Claro. No es la lepra, ni el cólera. La gente está bien, empieza a toser, luego un poco más, llega la flojera…y la sensación es de que no pasa nada. Pero sí pasa.
Fuiste Consejero de Cultura y Educación del Gobierno de Aragón, dos áreas que han encontrado sus caminos y medios alternativos para abrirse paso...
Es fundamental. En este momento estoy leyendo Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, el Libro de los muertos egipcio traducido por Borges, un libro sobre la cocina de La Ginebrosa, estoy leyendo El arte de la guerra, de Sun Tzu… incluso alguno mío que me parece que no está tan mal. Independientemente de las novedades de la televisión y la radio, lo más importante es la nutrición de uno mismo a través de la lectura. Eso es fundamental. Además, distrae mucho más que una cosa que te inyectan en vena, como las series y la televisión, porque es algo que lees y digieres durante tu propia lectura. Yo pienso que si es importante nuestra nutrición fisiológica a través de la comida, es fundamental la nutrición intelectual, la educación, la enseñanza y el cultivo del propio espíritu.
En cuanto a la radio y los libros, parecían estar un poco olvidados sobre todo desde el auge de la televisión, ¿han resurgido ahora?
No he creído nunca que la radio estuviese en declive, ni mucho menos. Cuando empezó la televisión, hace mucho pero hace muy poco, se empezó a decir que se había acabado el teatro, el cine… y no, al contrario. Es una forma de expresarse más enriquecedora, pero en plena vorágine del descubrimiento de la tele y el cine, nos parece que lo demás se apaga, se nubla un poco porque estamos con la digestión de esa novedad. Pero cuando vuelven las cosas a su sitio, el lenguaje, la palabra, que puede ser tan cálida, que puede ser tan agresiva, tan convincente… está siempre por encima de todo lo demás. Y cuando no es la palabra es la música pero lo que te entra por el oído es una cosa muy importante, llega a relajar, enloquecer o a serenar.
En estos tiempos asistimos a la suspensión de la Semana Santa pero se está buscando darle la vuelta a la tortilla...
Date cuenta que la tradición apareció en Alcañiz con Fray Mateo Pestel en 1600 y pico. También llegó en Híjar, Calanda y otros muchos pueblos. Pero en este momento, a fuerza de desearlo, es cuando esto se va a convertir en algo verdaderamente sentido, que salga de dentro. Yo estoy absolutamente convencido de que lo que va a conseguir todo esto es afianzar nuestros tambores.
siberio dice
la falta de previsión del gobierno dedicando los recursos humanos especializados en encontrar la escusa para poder hacer manifestaciones mientras se les colaba la muerte , ha dejado a los sanitarios sin la protección mínima y por eso son héroes y espero que en su momento se les compense al igual que espero que en su momento paguen los responsables ,
Kiko dice
Asi es. Y algunos periodistas se dedican a intoxicar y faltar a la verdad. Nos están mintiendo, desde hace tiempo. Se echa de menos el periodismo independiente. Lo que vemos son palmeros aplaudiendo al gobierno.