Este año se cumple el centenario del nacimiento del ilustre maellano Antonio Pons Cirac, un escultor en vidrio y cristal de largo reconocimiento, no solo nacional, sino también a escala mundial. En algunas de sus obras plasmó signos de sus raíces, esculpiendo elementos joteros como unas castañuelas o un cachirulo.
Antonio Pons Cirac nació en Maella en 1921. Cuando aún no había cumplido los dos años sus padres se trasladaron a Barcelona y allí fue alternando los estudios con su afición por el dibujo. A los diecinueve años empezó a trabajar en un taller dedicado a la talla de cristal. Pronto destacó en su labor creativa, de manera que no tardó en tener encargos. A los seis meses ya era primer oficial en su trabajo, y al año siguiente se estableció por su cuenta, para poder crear con total libertad sus obras talladas en cristal.
En 1953 presentó por primera vez sus obras compuestas por jarrones en la Primera Exposición Internacional de Madrid, y fue galardonado son medalla y diploma de honor. A partir de entonces expuso en salas como ‘La Pinacoteca’ de Barcelona, la Primera Exposición de Vidrio y Cristal en la Sala de Bellas Artes de Madrid, o en la sala ‘Los Certales’ de la capital española.
Incluso expuso en 1967 en la sala de arte Darcy Galleries de Nueva York. De hecho, en la actualidad algunas de sus obras más importantes se encuentran expuestas en el Museo Kennedy y el de Eisenhower.
Como galardones recibió, entre otros, la Cruz Oficial al Mérito Nacional Francés y tuvo varias apariciones cinematográficas. En primer lugar, un director de cine español realizó un documental en el que salía él trabajando sus obras, titulado ‘Las manos de Pons Cirac’. A partir de ese momento apareció en diversas ocasiones en el NO-DO.