Querido Abel: El bar es como un templo civil. En tiempos, se decía ir a recorrer iglesias a la sana práctica de ir de bares. Ahora toda ciudad que se precie tiene ruta de iglesias, digo de bares que cada vez molan más. Las clásicas tertulias de hombres entorno a un café o una caña, se han visto enriquecidas con las ya clásicas tertulias de mujeres. El mejor café no es el más o menos aromado o azucarado, sino el más conversado.

Bienvenido el bar en el Bajo Aragón, porque es garantía de diálogo y amistad compartida. A veces refugio y a veces altavoz. La media nacional está en un bar cada 175 habitantes. Somos la primera potencia mundial del codo en barra que dijo Rosa Montero. Amigo Abel, ¿Has pensado alguna vez que por 1,20 euros te dan silla y mesa, posibilidad de leer la prensa o ver la tele, aire acondicionado las más de las veces, y sobre todo posibilidad de hacer amigos y resolver conflictos? Buen invento para socializar. Mi amigo Antonio Envid escribió un libro sobe la Historia de la Taberna y sorprende al contar las grandes y pequeñas cosas que ocurren en los bares patrios. Igual se fragua un golpe de estado que se pone el nombre primero de octubre a una plaza, en torno a unas aguas sin gas.

La asociación de taberneros de Paris ha pedido al Ministerio de Cultura francés que solicite de la UNESCO el reconocimiento de los clásicos bares franceses, los bistrós, como Patrimonio de la Humanidad. Ya se consiguió declarar la Dieta Mediterránea como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. No olvidar que la dieta mediterránea tiene un fuerte fundamento en las tapas, un símbolo en el mundo de la gastronomía. ¡Vivan las tapas!

Hay mucho que hablar del bar, pero ahora le ha salido una competencia a este hispánico establecimiento, simplemente cambiando una letra. Lo saben los del fútbol. En realidad el VAR también es para resolver conflictos y ponerse de acuerdo. Veo en la tele que la Sala del VAR no tiene cafés, ni vinos, ni cañas, ni «ná» sobre las mesas. Así no, Abel. Que se fijen en un BAR de verdad.