El Balneario de Ariño hacia un futuro cargado de oportunidades para el turismo rural de salud

Pedro Villanueva Íñiguez

Director gerente Hotel Balneario de Ariño

Plantilla: 60 personas

TRAYECTORIA

Suma más de 25 años de experiencia en el sector del turismo, primero como asesor y después gestionando establecimientos. Actualmente, gestiona los balnearios de Ariño y la Esperanza (Albacete) y el Monasterio de Rueda (Escatrón). Reside en Ayora, un pueblo del interior de la provincia de Valencia.

Premios: Premio Randstad a la Inclusión Laborar 2017, Premio Empresa Teruel 2018, Premio Andorra CEPYME 2018, Premio CEHTA Ejecutivo Turístico 2018, Premio ADEA al Ejecutivo de Teruel 2018, Premio Maz Empresa Saludable 2018 en categoría Pyme, Premio Responsabilidad Social de Aragón 2018, Premio Empresa Socialmente Responsable de la Cámara de Comercio 2019, premio Turismo Sostenible de la DPT en categoría de empresas de gran alojamiento.

El Hotel Balneario de Ariño estaba lleno cuando se suspendieron los viajes del Imserso por la covid – 19. Con el estado de alarma, el establecimiento cerró la temporada consciente de que iba a ser muy complicado poder recuperar algo de actividad en los meses siguientes. «Nuestro cliente principal es la tercera edad y es la población de mayor riesgo. Está aislada y, probablemente, será la última en salir», explica el gerente del Hotel Balneario de Ariño, Pedro Villanueva, que reconoce que la pandemia ha sumido a España en una situación económica «crítica», de «rescate, reinvención y de cambio de modelo presupuestario». «Por mucho que nos quieran insuflar optimismo de cara al verano, no hay tiempo», matiza.

No obstante, lejos de rendirse ante una situación que golpea duramente al sector en el que lleva más de 25 años trabajando, prefiere ver las oportunidades que esta pandemia dejará en el medio y largo plazo.

«Creo que es el momento de los creativos, los innovadores y la gente que se haya estado preparando y formando para innovar antes de esta situación. Estamos ante un mundo diferente y hay que tener una virtud clara: la adaptación. Van a sobrevivir los que sean capaces de adaptarse», detalla. En este sentido, aclara que la adaptación no es una voluntad sino una cuestión que requiere un entrenamiento y un trabajo anterior. «Nos vamos a encontrar un mercado más exigente pero más agradecido. Ya no vale con un establecimiento lujoso en un enclave maravilloso. Ahora se va a exigir más. Información, seguridad, tranquilidad y, sobre todo, valores humanos; y en eso llevamos años trabajando en el Balneario», afirma Pedro Villanueva.

Para Villanueva, el medio rural cumple con esa responsabilidad de turismo sostenible que se identifica con el territorio y, por ello, afronta el futuro con optimismo. «Lo auténtico se va a poner de moda y creo que va a tener un valor mayor para los turistas durante los próximos años», dice. Además, cree que el turismo de salud tiene muy buena proyección. «El medio rural y los balnearios vamos a tener una oportunidad muy grande para crecer y crear empleo», asegura al mismo tiempo que destaca a toda la plantilla. «Tenemos trabajadores con muchísimas ganas y eso es clave», indica.

«Ya no vale con un establecimiento lujoso en un enclave maravilloso. Ahora se va a exigir más. Información, seguridad, tranquilidad y, sobre todo, valores humanos»

Nuevo horizonte para el territorio

Aunque todavía no se ha fijado una fecha de apertura, el Balneario ha formado una comisión interna que trabaja para elaborar un plan integral de prevención del covid-19 para el centro ariñero «que va más allá de lo que estrictamente marca el BOE». Está formado por ingenieros, médicos y especialistas que trabajan en diversos escenarios. «Serán protocolos de máxima seguridad. Tenemos claro que tenemos que invertir en nuevas tecnologías y sistemas de desinfección para garantizar a nuestros clientes su estancia segura. Una vez definamos el plan formaremos a los trabajadores», puntualiza.

Recuerda que el Balneario de Ariño está a la espera de recibir el último visto bueno a su proyecto de ampliación, priorizado en las infraestructuras del Plan Miner 2018. Su aceptación final conllevaría alcanzar los 88 puestos de trabajo y permitiría al centro termal entrar a competir en Europa «de una forma bárbara», detalla Villanueva. También está en la mesa de la Transición Justa el proyecto solar de autoabastecimientos con el que el balneario aspira a ser una infraestructura de emisiones cero.

Desde que comenzó la crisis sanitaria, el Balneario de Ariño ha jugado un papel importante dentro de la sociedad bajoaragonesa pese a estar cerrado. Nada más cerrar, donó material sanitario (mascarillas, guantes, geles…) a la residencia de ancianos de la localidad. También trasladó el mobiliario necesario para habilitar una sala de aislamiento en la propia residencia que albergase a los posibles enfermos de Coronavirus.

Asimismo, desde el inicio del confinamiento las instalaciones del centro termal están puestas a disposición del Gobierno de Aragón y del departamento de Sanidad. «Ofrecimos el balneario para alojar a sanitarios, a pacientes en cuarentena, para convertirlo en hospital medicalizado… para lo que hiciese falta».

Ahora te cuido yo

Ahora el Balneario de Ariño trabaja en una campaña que ha denominado «Ahora te cuido yo», dirigida a los trabajadores de residencias de mayores y de personas con discapacidad de todo el país. Regalará 1000 noches en el balneario a este colectivo que «creemos que no ha sido lo suficientemente reconocido», dice Villanueva.  La campaña comenzará con la apertura del centro, un proceso lleno de retos pero también cargado de oportunidades.

Hotel Balneario de Ariño

Una oportunidad laboral para la cuenca minera

La apertura del Balneario de Ariño cumplió con las expectativas. El compromiso de la empresa a la que se le adjudicó la gestión de la infraestructura fue emplear a los vecinos y vecinas de Ariño y así ha sido. Las ampliaciones han incrementado los puestos de trabajo y todavía queda una pendiente que propiciará llegar hasta las 88 personas en plantilla.

La tradición minera del municipio ha cerrado puertas a otros sectores más desarrollados en el territorio como la ganadería, por ejemplo. El emprendimiento es reducido y, al margen de empresas de servicios y comercio (peluquerías, carnicerías, bares…), apenas hay actividad de otros sectores. Por eso, el Balneario se convirtió en una oportunidad laboral sin precedentes, sobre todo para las mujeres del pueblo.

Testimonios

Elisa Sanz Serrano trabaja como camarera en sala desde 2015. Es urreana pero lleva 28 años viviendo en Ariño con su familia. Hasta que comenzó a trabajar en el Balneario, su experiencia laboral estaba relacionada con el mundo de la moda. Primero trabajó para un taller y, después abrió su propia tienda en Andorra de trajes y vestidos a medida. «Me costó mucho adaptarme a Ariño porque le decía a mi marido: ¿pero no hay nada aquí para las mujeres o qué? Vi que la única opción era emprender y, con una socia, montamos un establecimiento en Andorra. No había otra opción». En 2012 cerraron la tienda y, con el anuncio de la apertura del Balneario, se apuntó para trabajar. Ha estado cuatro años sirviendo desayunos y, ahora, ha comenzado a rotar. «No tiene nada que ver con la confección, pero me gusta el trabajo. Requiere esfuerzo físico, que está muy bien para estar en forma, y, además, no tienes que salir fuera», dice.

Mari Carmen Soler Valén. Es natural de Maella pero también lleva años viviendo en Ariño. En 2016 comenzó a trabajar en el Balneario y, después de pasar por varios departamentos se quedó como camarera de pisos. «No había tenido nunca opción de trabajar en el pueblo y vi una ventana abierta. Trabajando te sientes mejor contigo misma, te sientes útil y realizada», reconoce Mari Carmen. Subraya que le encanta el trabajo. «El trato con los clientes es familiar. Además, como muchos repiten, te alegras de volver a verlos, de saludarles…», explica.

Tanto Elisa como Mari Carmen destacan que tienen ganas de volver a poner en marcha el Balneario. Coinciden en que la vuelta al trabajo será diferente puesto que tendrán que llevar a rajatabla los protocolos de seguridad pero adelantan que la higiene ya es una máxima de las instalaciones, por lo que esperan adaptarse de inmediato.

Lanzan un mensaje optimista y confían en las características del medio rural para relanzar el turismo. «Estamos en una zona muy bonita, sin aglomeraciones y que transmite paz y tranquilidad a los visitantes», puntualiza Mari Carmen.

Elisa Sanz y Mari Carmen Soler, trabajadoras del Balneario de Ariño.

Elisa Sanz y Mari Carmen Soler, trabajadoras del Balneario de Ariño.