Ya han sido varias las estampas que se han podido ver con plazas abarrotadas de vecinos celebrando el regreso más esperado: la recuperación de las tan ansiadas fiestas de los pueblos. En un verano donde nadie quiere quedarse en casa ni perderse ningún chupinazo o discomóvil, los espectáculos y actos culturales se han duplicado en comparación con 2019. Los pueblos están llenos, y esta alta demanda, además de evidenciar la vuelta a la normalidad, también ha supuesto una «cara b» que solo los que trabajan para que las fiestas sean una realidad han tenido que afrontar.
El regreso de las fiestas para quien las organiza está siendo francamente duro. Así lo describe Javier Agut, miembro de «Grupo Maestrat: carpas, espectáculos y eventos», quien después de años dedicándose a este sector nunca había vivido un verano en el que la gente tuviera tantas ganas de fiesta. Con varias semanas de agosto llenas de compromisos festivos todavía por delante, explica que el principal problema, además de la subida de precios generalizada como consecuencia de la inflación, es la falta de personal.
«Recibimos dos llamadas diarias para contrataciones»
Este verano, la charanga Virgen de la Peña de Berge, la más longeva de todo el Bajo Aragón, está viviendo algo que nunca antes había presenciado. Desde que las restricciones se terminaron, y especialmente en verano están recibiendo entre una y dos llamadas diarias para contrataciones de diferentes fiestas de pueblos. «Este mes de Agosto tenemos 22 actuaciones en 10 pueblos del bajo Aragón y del matarraña», explica uno de sus integrantes, Sergio Coma, saxofonista desde los ocho años y natural de Mas de las Matas. La diferencia de trabajo se hace notar, pero lo han recibido con alegría, y siempre motivados por lo más importante que todos ellos comparten: su amor por la música.
Esto podría entenderse como una consecuencia directa de la pandemia. Las restricciones entonces vigentes afectaron durante un largo periodo de tiempo al ocio nocturno, obligando a que muchos de sus trabajadores tuvieran que abandonar el sector para buscar otra vía de ingresos económicos. «Las consecuencias de ello las estamos viviendo ahora», resalta Agut, quien junto a su equipo se encarga del montaje de eventos en todo el Matarraña y Bajo Aragón durante todo el año.
Fueron varios los cantantes, músicos, bailarines, montadores o técnicos de sonido que tuvieron que cambiar de profesión y ahora no pueden regresar al mundo del espectáculo. «Varias orquestas han intentado reagruparse y, o bien no han podido, o bien han tenido que recurrir a músicos con menos trayectoria. Lo mismo ha ocurrido con sectores como el de la organización o el montaje, lo que ha provocado que el sector esté flojeando tanto », puntualiza.
«Hay más volumen de trabajo y la gente
responde mucho más»
El sueño de la calandina Irene Lamiel (izquierda) siempre ha sido ser cantante. La oportunidad de conseguirlo al entrar en una orquesta llegó cuando las restricciones por la pandemia todavía estaban presentes, y desde entonces hasta ahora explica que el volumen de trabajo ha aumentado con creces. «No hay comparación entre unos meses y el verano. Si antes ya notábamos movimiento ahora tenemos agosto lleno de fechas», afirma. El nivel de trabajo ha aumentado en una orquesta «afortunado» por haberse podido mantenerse en pie. Pero también lo ha hecho la respuesta del público, quienes se involucran mucho más que antes de la pandemia.
Ante la alta demanda, las pocas orquestas que se mantienen han tenido que aumentar sus costes, ya que también se han visto afectadas por la falta de personal técnico. Esta situación solo ha afectado a los integrantes del sector, sino también a los ayuntamientos y comisiones de fiestas, quienes desde un principio ya fueron previsores e iniciaron a coordinar estos festejos con mayor antelación en relación a años anteriores a la pandemia.
«En solo un día puedo tener hasta cuatro montajes»
Cuando llegó la pandemia, el técnico de sonido de Audiopro Mudéjar, Alfonso Félez, recuerda que le cancelaron los 120 compromisos que tenía entre julio y agosto. Este verano, no solo ha recuperado este número, sino que incluso ha llegado a duplicarlo, llegando a tener hasta cuatro montajes diferentes en solo un día de fiestas. A pesar de la ilusión por las fiestas, el alcorisano debe afrontar este nivel de trabajo sin apenas compañeros al verse afectado por la falta de técnicos.
Desde que iniciaron a idear la programación, donde más notaron carencias, según afirma Irene Quintana, concejal de Festejos de Alcañiz, fue en estos sectores. Las complicaciones de última hora en torno a este tipo de contrataciones ha provocado que todavía se encuentren ultimando actos a última hora. «Años anteriores para estas fechas ya teníamos todo mucho más solucionado. Este año incluso intuimos que la partida de presupuesto tendrá que aumentar», añade.
Lo mismo ocurre en municipios como Valderrobres, donde la partida general para los festejos de todo el año en el pueblo ha aumentado, en líneas generales, en un total de 20.000 euros donde también se incluyen las fiestas patronales.
Allí también se han enfrentado a problemas como la falta de proveedores, alquiler de escenarios e incluso la falta de lavabos portátiles a la hora de planear las fiestas. «La empresa a la que siempre contratamos este servicio para nos llegó a decir que se habían quedado sin existencias porque, a pesar de haber previsto una gran demanda, no esperaban tanta como la de este verano», cuenta Carlos Boné, alcalde de Valderrobres.
Problemas similares también se han dado en Caspe, donde hace tan solo una semana dudaban poder sacar adelante sus fiestas tal y como las habían planificado. «Han sido unos días de preparación realmente estresantes. Hemos tenido problemas importantes a la hora de llevar a cabo la contratación de todos los espectáculos y orquestas, lo cual ha impedido que pudiéramos publicar los carteles y libros de fiestas hasta el último momento», explica Pilar Mustieles, alcaldesa de Caspe. En su caso, el presupuesto también se ha debido aumentar como consecuencia de la alta demanda y la subida de precios, situándolo en unos 200.000 euros.
«Agosto es cuando más actos realizamos»
Incluso con las restricciones, el año pasado la cantante de jota Marian Altés ya notó un gran nivel de trabajo que este verano se ha duplicado para ella. «Solo de julio a agosto el aumento de trabajo ya se nota siempre, pero este año lo hemos cogido con ganas», explica. La joven de Caspe participa en muchos de los eventos joteros que no pueden faltar en cualquier fiesta de pueblo, y le alegra poder haber recuperado una afición en unos actos donde ya puede ver la sonrisa del público sin mascarilla.
En municipios como Calanda también han trabajado para hacer frente a este aumento de precios. «Hemos tenido que trabajar mucho más duro, e incluso intentar negociar muchos de los precios de los conciertos», afirma Alberto Herrero, alcalde de Calanda.
Pero no solo son los ellos quienes han tenido que hacer frente a las ganas de fiesta de los vecinos de los pueblos. Entre otros muchos, también destacan los servicios de taxistas, quienes frente a la falta de transporte público del territorio a altas horas de la noche o primeras horas de la mañana desde siempre han aumentado sus servicios para el verano. En este en concreto, incluso se han visto obligados a denegar la posibilidad de reservar un taxi para evitar que las propias empresas se quedaran sin existencias en caso de emergencia. «El incremento es claro. Hay fines de semana en los que no paras», afirma Luis Antonio Agud, taxista de Taxi Agud Pellicer.
«Este verano visito más pueblos que nunca»
Pese al cansancio que conlleva su trabajo, el Dj Óscar Belles, natural de Mas de las Matas e involucrado en el mundo de la música desde 2009, está disfrutando al máximo del regreso de las fiestas. No recuerda un verano en el que esté visitando tantos pueblos, ya que anteriormente solía quedarse en el mismo municipio realizando durante varios días. «Este verano estoy menos días, pero en muchos pueblos diferentes, por lo que puedo disfrutar más de mi trabajo», afirma.
A pesar de todo, para muchos de los protagonistas de estas fiestas puede ser una oportunidad que, dejando a un lado las complicaciones, puede servir para revalorizar unos festejos que son considerados como las tradiciones más queridas de cada pueblo.
«Antes recuerdo que a veces montábamos un super espectáculo, y luego apenas venía gente. Ahora todo se llena a la primera, y eso es un logro que no tenemos que dejar escapar», concluye Javier Agut.