El filólogo y catedrático Félix Monge Casao falleció este sábado a los 95 años dejando una prolífica carrera en letras e investigación. Nació en Mainar en 1924 y murió en Zaragoza. Entre sus muchos títulos está el de académico de la Real Academia de la Lengua (RAE).
Cursó sus estudios superiores en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza y realizó la especialidad en Filología Románica en la Universidad Complutense de Madrid donde inició sus investigaciones. Allí se doctoró en 1945, bajo la dirección de Dámaso Alonso. Atesora numerosos reconocimientos, entre ellos, el de 2003 cuando el Gobierno de Aragón le concedió la Medalla al Mérito Cultural ex aequo con el lingüista Tomás Buesa Oliver.
Infancia y un legado para La Puebla
Monge realizó sus estudios de Primaria en La Puebla de Híjar, donde su padre era maestro además de alcalde. Aunque pronto se trasladó a Zaragoza a cursar secundaria con profesores como José Manuel Blecua, mantenía el contacto con La Puebla donde seguía viviendo su familia. Concretamente, en la calle Mayor, en la casa que ocupó la poeta Carmen Serna Montalvo y que después ocupó Vicente Meseguer. Monge es autor de decenas de obras y en la localidad dejó parte de su legado.
Como parte de una investigación académica, en 1951 publicó «El habla de la Puebla de Híjar» en la que recogió la tradición oral. «Entrevistó a mucha gente, entre ellos, a mi abuelo Mariano, que era analfabeto y su manera de hablar no estaba contaminada y eso es lo buscaba, lo que le podía ayudar en la investigación. Recogió aquellas expresiones ya perdidas… Yo era pequeño y recuerdo alguna de las muchas reuniones que hicieron en la que mi madre ejercía de intérprete entre los dos», dice José Bello, que fue alumno del padre del eminente filólogo y con el tiempo también llegó a ser director del colegio, además de alcalde por un tiempo. «Él se marchó a Zaragoza a estudiar pero venía y llegaba a la estación de La Puebla para vacaciones cargado de libros. Era un gran estudioso y persona extraordinaria», concluye. Lázaro Carreter figura entre sus discípulos.