Bueno amigos y adictos lectores, una vez más vuelvo a retomar esta sección en el tiempo del otoño (la más literaria de las estaciones, según Juan Ramón Jiménez); y, como siempre, para recomendaros todas aquellas novedades y reediciones que puedan ser de vuestro interés. Muchas de éstas, como seguro habréis comprobado, pueblan ya los escaparates de las librerías. Muchas de éstas editadas por intereses meramente comerciales y, muchas más de lo que el pudor exige, sin interés literario alguno. Sin embargo, sí ha habido otras que merece la pena leerlas y que hagáis un hueco en vuestras bibliotecas. Y a estas últimas son a las que voy a dedicar mi atención a partir de hoy mismo.
Empiezo por una novela realmente curiosa: divertida, cautivadora y brutal, utiliza la fantasía para denunciar la crudeza y la barbarie que asolaron Irak durante sus dos guerras: «FRANKENSTEIN EN BAGDAD». Su autor, AHMED SAADAWI (Bagdad, 1973), está ya considerado como uno de los mejores escritores árabes contemporáneos, y con esta obra ha cosechado un buen número de premios que, en verdad, le hacen honor.
El Frankenstein de SAADAWI no va a ser en esta ocasión ningún científico con anhelo faústico, sino un ser humilde llamado Hadi, un pobre trapero, embustero compulsivo que inventa relatos para granjearse las simpatías de los clientes de los cafés. El porvenir es negro, pero los minutos que dura un cuento pueden ser luminosos y cautivadores. Por ello Hadi, a su manera, es feliz; porque lo único que pretende es neutralizar la devastación causada por los bombardeos y atentados con sus historias.
Un día, la bomba de un terrorista suicida descuartiza a su mejor amigo. No es la única víctima, pero sí la que pone un rostro al sufrimiento. El médico que se ocupa de los cadáveres le muestra los restos humanos que han podido librarse de la destrucción, invitándole a llevarse lo que desee. Así, Hadi decide utilizar los despojos para componer un cuerpo y enterrarlo como si fuera el de su amigo. A fin de cuentas, a los muertos no les preocupan esas cosas: los funerales sólo tienen sentido para los vivos. Y él sólo quiere honrar la memoria de un amigo.
Hadi no puede sospechar, sin embargo, que en un momento dado el cuerpo recompuesto cobrará vida, y añadirá más dolor a una ciudad donde vivir es lo extraordinario, y morir, un hecho irrelevante y cotidiano.
SAADAWI dibuja, con una prosa precisa y directa, una iluminadora sátira del conflicto iraquí y de la esperpéntica vida cotidiana que se general tras el final de una guerra. Una fábula con una amarga moraleja: el mal casi siempre triunfa en el tablero de la historia. A pesar de ello, su exquisito humor negro y la fascinación de su trama hacen que esta novela sea de lectura continua y asombrada.