Estos meses de verano nuestros pueblos gozan de la vitalidad que otorga la juventud llenando sus calles. Asomarse a cualquier plaza permite comprobar cómo existe una nutrida saga de chicos y chicas con enorme entusiasmo, energía y arraigo. Se trata de la sociedad del mañana, esa en la que los padres han desempeñado tanto esfuerzo y destinando buena parte de la economía familiar. Ahora, con estos jóvenes formados, «viajados» y, muchos de ellos, dispuestos a regresar se plantean dos cuestiones básicas: dónde trabajar y cómo emanciparse. A simple vista, estas dos cuestiones pueden hacer parecer que el debate es el mismo que en la ciudad y el resto de Aragón, donde 30.000 jóvenes representan al 40% de los parados y otros 10.000 se fueron al extranjero el año pasado en busca de un futuro. Sin embargo, en el caso de nuestros pueblos el valor de un joven cobra una importancia tan enorme que bajo ningún concepto puede ser despreciada. En cualquier pueblo de menos de 500 habitantes, y solo en la provincia de Teruel hay casi 200, el hecho de que una pareja vuelva a casa y cree su proyecto de vida familiar supone, por ejemplo, que no cierre la escuela.

La mayoría de los municipios cuentan con decenas de viviendas cerradas y abandonadas que no se alquilan, y no existe apenas oferta. Por eso, algunos municipios están tomando serias medidas para recuperar las viviendas antiguas municipales (como casas de maestro) y habilitarlas para el alquiler de jóvenes. Esto está permitiendo que muchos jóvenes se emancipen y al cabo de unos pocos años puedan comprar su casa o piso. Pero urge que la iniciativa privada se abra a este campo. También con el empleo rural, donde se exigen muchos trabajos cualificados pero no existe conexión entre la demanda y la oferta, según denuncian varias fuentes. Urgen organismos para conectarlos. En esta línea está trabajando por ejemplo la red de Jóvenes Dinamizadores Rurales, un organismo auspiciado por 14 grupos de acción local leader y que trabaja para todo Aragón desde hace 8 años. Su sede está en Caspe y uno de sus últimos proyectos es el Programa Retorno de Talentos de Jóvenes, que pone en contacto a jóvenes recién formados y empresas en las que pueden hacer prácticas. El abanico de posibilidades es amplio, desde astronomía hasta veterinaria. En pocas semanas han logrado ya experiencias y casos de éxito. Son ejemplo. Todos podemos aportar. No dejen pasar el verano sin ayudar a que quienes quieran puedan regresar a casa. Cada persona es un tesoro.