Mejorar la inclusión educativa dentro del aula del alumnado inmigrante. Es el objetivo por el cual se trabaja desde el IES Segundo de Chomón de Cantavieja, que ha finalizado con éxito un proyecto europeo Erasmus+ que gira en torno a la interculturalidad. El centro cuenta con en torno a un 30% de alumnado procedente de otros países como Pakistán, Marruecos o Rumanía, y también de países latinoamericanos. De ahí la importancia de incorporar herramientas que ayuden a la inclusión cultural.
Este es ya el tercer programa en el que se involucra el centro educativo y la experiencia ha sido «muy positiva» a pesar de los contratiempos provocados por la pandemia. Este proyecto se tenía que haber desarrollado el pasado curso pero por la desfavorable situación sanitaria se tuvo que pedir una prorroga. Finalmente las movilidades en las que participó parte del profesorado iniciaron el pasado mes de mayo y han concluido este mes de diciembre. «El programa nos ha permitido conocer nuevas metodologías y establecer contactos con profesores de Europa«, explica Asunción Marín, secretaria adjunta y coordinadora Erasmus+.
En las zonas rurales con amplio porcentaje de escolares inmigrantes «no siempre se produce una inclusión plena», lo que puede provocar a veces el abandono del sistema educativo de manera temprana o la falta de arraigo territorial. Desde el centro educativo se detectó la «necesidad» de actuar en este ámbito, con el objetivo de reforzar las metodologías que ayuden a la inclusión. En el marco de este Erasmus+ se han desarrollado cuatro cursos estructurados en diferentes países europeos en los que han participado cuatro profesoras del centro.
Generalmente estos cursos suelen incluir la visita a centros educativos para conocer de primera mano su metodología en el ámbito de la interculturalidad y la inclusión educativa, pero la situación sanitaria no ha permitido realizar estas visitas. Los intercambios de experiencias se han producido únicamente entre los docentes participantes, cada uno con su «particular realidad» y procedentes de diferentes niveles educativos: ya sea de Primaria o Secundaria. «Hubo un intercambio de experiencias lo que permitió que los profesores participantes se nutriesen de esa convivencia durante el tiempo de duración del curso», explica la coordinadora. Estas nuevas metodologías adquiridas se aplicarán posteriormente en las aulas, desarrollando nuevos proyectos en los que sí que participe el alumnado.
Tras la experiencia de los docentes este miércoles se ha puesto el colofón final a este proyecto con una jornada de difusión en la que se han expuesto los resultados del mismo a toda la comunidad educativa y en la que también ha participado de forma telemática un miembro de la Unión Europea para hablar sobre la interculturalidad en Europa. Aunque las movilidades hayan concluido el trabajo no se queda aquí porque el objetivo final es un cambio metodológico en la integración del alumnado inmigrante y, en definitiva, conseguir que los centros educativos «sean más inclusivos». «Es necesario que los centros tengan en cuenta la diversidad cultural que nos encontramos en la sociedad», recalca la Marín. Es por eso que este programa Erasmus+ tendrá una prolongación en el aula, porque todas las metodologías y las actividades que se van a ir planteando en torno a la interculturalidad «van a permanecer».
De hecho, la intención del centro es solicitar un nuevo proyecto para el curo que viene para incluir movilidades de alumnado, que le permita viajar a otros países y convivir durante una semana con otra familia extranjera acudiendo al centro educativo de destino, y el consiguiente intercambio de su alumnado con el IES de Cantavieja. De momento los estudiantes ya plantean en su día a día en el aula diversas dinámicas que les permita reflexionar sobre la diversidad, el respeto, la propia identidad y los estereotipos.
Muchos de los alumnos extranjeros han estado escolarizados en primaria en la misma localidad por lo que en términos generales no suele haber problemas de integración. Sí que hace falta reforzar la inclusión del alumnado que se incorpora más tarde en Secundaria. «La convivencia suele ser bastante buena, hablamos de pueblos que igual tiene 3 o 4 niños, lo que hace que los vínculos sean muy estrechos. Suelen convivir mucho fuera del aula».