La andorrana Irene Sánchez se trasladó en febrero hasta Israel para trabajar en un proyecto de cooperación internacional. Varios días más tarde el coronavirus entró en escena. Desde allí nos traslada cómo está viviendo el confinamiento y cuáles son las noticias que le llegan desde España.
¿Cómo estás?
Pues la verdad es que estoy muy bien. A pesar del conflicto que existe aquí en Israel ahora mismo es el país más seguro para pasar este virus, según las noticias. Y la verdad es que así lo estoy sintiendo.
¿Por qué motivo te encuentras en este país?
Siempre había tenido especial interés por Israel, sobre todo desde que empecé con la cooperación internacional, ya que los conflictos bélicos, políticos y de ocupación son de gran interés para este sector. Vine el 23 de febrero, y justo cayeron misiles desde Palestina a Israel. Fue una experiencia muy dura e inolvidable, pero ha sido la única, todo lo demás ha estado bastante tranquilo hasta el 8 de marzo, que nos informaron de que teníamos que irnos, porque cerraban todo.
¿Qué pasa entonces?
Todos mis planes cambian. Pensaba estar allí un mes y solo estuve dos semanas, en un pueblo que se llama Tozar, a 7 kilómetros de Gaza. Todo se derrumbó pero seguía confiando en que tenía que quedarme aquí. No me dieron ganas en ningún momento de volver a España. Cuando muchos compañeros se fueron a sus países yo dije: ‘no, yo me quedo’. Fue un poco duro encontrar sitio para alojarnos porque cerraron todos los hostales para europeos, hoteles… no podíamos montarnos en los autobuses urbanos, teníamos que hacer autoestop. Claro, la gente tenía miedo de recogernos, teníamos que ir con el pasaporte en la mano todo el rato porque los militares nos preguntaban que cuándo habíamos llegado al país. Todo el mundo que llegó después del día 6 tenía que volver sí o sí, a no ser que tuviera un domicilio familiar donde quedarse a pasar la cuarentena. Sí que es verdad que el Gobierno israelí nos dio unas pautas. Se han portado muy bien en todo el momento, tanto ellos como la Embajada Española.
¿En qué punto estás ahora mismo?
Del primer sitio me tuve que mover a los Altos del Golan porque era la zona más segura. No podíamos estar en zonas muy pobladas y nos subimos hasta allí, en la frontera con Siria. Allí pasamos mucho miedo porque estábamos continuamente escuchando lo que estaba pasando en el cielo. Claro, el virus es una cosa, y el conflicto sigue estando. De allí decidimos venirnos a un sitio donde nos han acogido muy bien. Nos encontramos en territorio palestino pero en una comunidad judía, se llama Hamra, es un moshav. Aquí en Israel los moshavs son comunidades judías que se dedican a la agricultura y la ganadería y dan trabajo a los palestinos, entonces el Gobierno palestino les deja estar y el Gobierno israelí está contento porque hay comunidades judías por todos los sitios. Estamos realmente muy seguros, con militares vigilando la zona. Respecto al coronavirus, estamos totalmente seguros porque estamos muy aislados, no tenemos contacto con nadie y estamos en plena naturaleza.
¿Cuáles son las noticias que recibes de España?
La única española soy yo. Y sí, voy leyendo cuando tengo Internet, familiares y amigos me van contando… Estoy preocupada por España pero no más que por el resto del mundo. Aquí en Israel sin embargo han tomado unas medidas muy estrictas desde el principio y hay muy pocas muertes y muy pocos infectados. Pero claro, es un país muchísimo más pequeño que España.
¿Qué reflexiones te provoca esta situación?
Son muchas reflexiones pero no ha habido un día en el que haya pensando volver a España. Primero porque no quiero formar parte de una propagación y no quiero crear riesgo en aeropuertos, estaciones de autobuses y luego llevarlo a casa, mi madre trabaja en el Hospital de Alcañiz, por ejemplo… Lo veo innecesario. Además, yo vine con un objetivo y aunque ahora esté todo parado yo sigo fiel a ese objetivo. Lo que más duro me resulta es estar aquí sabiendo que hay miles y miles de refugiados viviendo este virus en muy malas condiciones. Algo que tengo que decir es que el Gobierno de Israel les ha mandado un montón de productos sanitarios y se están portando muy bien, pero aún así claro, a mi me gustaría estar allí. También me resulta muy paradójico estar más segura en Israel que en mi propio país. Quién me lo iba a decir… Yo confío en que todo va a ir bien si somos capaces de aprender la lección… Esto está pasando y tenemos que afrontarlo de la mejor manera.
Esperas a que amaine el temporal para seguir ayudando...
Si hubiera actuado como española me hubiera ido el mismo día que me dijeron que tenía que irme. Pero creo que hay algo más que una nacionalidad y a nivel humano yo decidí venir aquí. Sigo confiando en poder ir a esos campos, sigo confiando en que pueda ver más la realidad tanto de los palestinos como de los israelís, y espero que todo vaya a mejor, también en España. Pero también espero que haya unas repercusiones morales y unos cambios, que la gente sea más solidaria, que empatice más, que se atreva a mirar el miedo de frente y aprender de él.
¿Crees que será así?
Confío, y no voy a dejar de hacerlo. Me da igual lo que digan los telediarios, cómo pongan al Gobierno de España, cómo se critiquen unos a otros… Creo que nadie lo hubiera hecho bien, era muy difícil y creo que la gente tiene que darse una cura de humildad, empezando por mí… Dicen que se podría haber hecho mejor, pues bueno… en España e Italia empezó todo como quien dice, el resto de países han tenido esos ejemplos de mala gestión, pero si hubiera ocurrido en todos los países ya hubiéramos visto qué hubiera pasado. Es muy complejo, pero no más complejo que el conflicto que existe aquí en Israel.
Mi mas sincera admiracion ,por tu labor y forma de ser Irene .