En sus primeros recuerdos, Merche siempre se ve pintando y dibujando. Con lápices de colores o con lo que «tenía a mano»; porque entonces, cuando ella era niña y estudiaba en el colegio de las Anas de Alcañiz, no había tantos recursos artísticos como hoy en día. «Siempre tenía los cuadernos muy decorados y mi asignatura estrella era el dibujo, que ahora se llama plástica. Siempre destaqué en esto y para mí fue una vocación», detalla la artista alcañizana Merche Zagalá Pérez.
Aunque ha sido la primera de toda su familia en dedicarse al arte de manera profesional, Merche destaca que la creatividad siempre ha acompañado a su familia porque es algo que «aparece en todas las facetas de la vida». «Mis padres siempre fueron muy creativos en el día a día, como todos en aquella posguerra», recuerda. Como ama de casa, su madre siempre tenía una solución cuando le faltaba un ingrediente para hacer la comida y su padre, como técnico de radio, televisión y cine, siempre encontraba la forma de arreglar una antena, aunque no contara con los medios adecuados.
Consciente de que el arte era en aquellos momentos «la hermana pobre» de las profesiones, optó por estudiar Filosofía y Letras, una carrera que abandonó para entrar en la Escuela de Artes y cursar Diseño de Interiores. «Fueron unos estudios muy completos porque, por un lado, aprendes sobre planos, proporciones… y, por otro, técnicas artísticas de todo tipo», recalca la alcañizana, de edad próxima a la jubilación.
Una vez terminó los estudios, trabajó con Ángel García Rueda y regresó a Alcañiz, donde formó su propia familia. «Cuando mis hijos eran pequeños yo tenía mi caballete en la cocina e iba haciendo. Cuando se hicieron un poco mayores fue cuando me centré en mi carrera», dice.
Expuso por primera vez en la sala de la casa parroquial de Alcañiz en 1994. Se inspiró en el Génesis y se quedó sin existencias. De aquella primera exposición sólo conserva un cuadro como recuerdo ya que el resto los vendió. Siguieron mas muestras en el territorio, en el Juan Cabré, en la sala de La COMARCA y en Barcelona, además de numerosas exposiciones conjuntas. También abrió un estudio en la calle Mayor en la que ha dado clases a personas de todas las edades y expectativas más de 15 años. «El casco histórico de Alcañiz recoge la esencia de la ciudad y para mí fue una gran oportunidad», explica. Ahora lo tiene alquilado a la artista María Senli Aguiló. «Dejé las clases pero le quería dar continuidad al espacio por todo lo que me ha aportado y no podría haber encontrado una mejor sucesora», reconoce.
A lo largo de su trayectoria, ha trabajado con diversidad de técnicas y materiales, y recuerda con añoranza su etapa de formación en Ercávica, cuando aprendió restauración de antigüedades con técnicas antiguas en las que aplicar la pintura. No ha parado de formarse y ha tocado diferentes aspectos. Desde ilustraciones, hasta carteles de fiestas pasando por el diseño del farol de Semana Santa que acompaña a la Soledad. Comenzó con arte naif pero ha pasado por infinidad de técnicas, eso sí, cada una le ha influido en lo que hoy en día son sus obras. «Es muy importante mirar hacia atrás y ver cómo todo lo que has ido aprendiendo se refleja en tus trabajos actuales», determina.
Su proyecto actual es la rehabilitación de una casa de su familia, en la que está experimentando con nuevos elementos y materiales. «Cuando me siento cómoda con algo necesito un reto nuevo, algo que te hace sumar y te hace conocerte mucho mejor a ti mismo».
Merche habla con devoción de toda su familia pero sobre todo de sus nietas Emilia -de tres años- y Lucía -de unos pocos meses-. Viven en Londres con su hijo y su nuera y la mayor ya hace sus pinitos con la pintura gracias al material artístico conveniente que le ha regalado su abuela. Aunque su hijo ha seguido el camino de los números, como su marido, su hija también estudió Bellas Artes en Barcelona y ahora da clases en el IES de Valderrobres. «Estoy muy orgullosa de ellos y sé que los dos son muy creativos, algo que, como ya he dicho, se muestra en el día a día, en todas las facetas de la vida», concluye.