Ayuda a organizar los pensamientos, ejercita la memoria, la atención, disminuye los niveles de estrés, la presión arterial… Estos y muchos efectos más produce la musicoterapia en cualquiera persona. «Para aprender y disfrutar no hay edad ni barreras y como ves, tiene efectos a todos los niveles». Loreto Caso Gracia (Alcañiz, 1989) es musicoterapeuta, una disciplina «apasionante en la que estamos en reciclaje continuo, huyendo de hacer siempre lo mismo. Hay que investigar, generar cambios y romper muros que hacen que parezca que la música es algo inaccesible», apunta.
Trabaja en La Barca Musical, iniciativa que emprendió junto a su socia hace ya siete años y cuya actividad puede seguirse en sus redes sociales como Facebook o Instagram. Aunque no tienen sede física, su base está en Zaragoza pero se mueven por donde sean requeridas para talleres, jornadas o lo que se pueda plantear desde asociaciones, colegios, ayuntamientos u otras entidades. También residencias, un sector al que han regresado tras estos largos meses de paréntesis para trabajar además con personas con Párkinson o Alzheimer y otras demencias o discapacidad. «En cada sesión hay más intencionalidad: seguir un ritmo básico contribuye a aplazar más tiempo una silla de ruedas o les ayuda a mantener capacidades como las de peinarse o coger un tenedor», señala.
Reconoce que la musicoterapia «tiene un márquetin complicado» ya que «en una búsqueda rápida en internet se relaciona con meditación y un cuenco tibetano y no es así», ríe. Aclara que no es una actividad pasiva, es todo lo contrario y parte de la musicalidad que posee todo ser humano. «Se abordan varios aspectos pero se trabaja mucho el social, tratar de hacer ver que somos individuos que formamos parte de un grupo», apunta. Encontrar el espacio en el que poder expresar es fundamental y en ese camino se trabaja. «A veces estamos raros y no sabemos qué nos pasa. Emplear la música con un fin específico facilita expresar», indica.
La Barca no ha parado ni en pandemia adaptación online mediante. Ellas se amoldan a las necesidades y agenda de cada usuario y la senda de la indagación les ha llevado a incorporar las sesiones de prenatal. «La música en sí no es curativa, no es ir a un sitio y tocar un instrumento, lo curativo es el vínculo que se establece entre el musicoterapeuta y el usuario. Es el uso de la música para conseguir objetivos que no son musicales». Por eso, los efectos de la musicoterapia utilizada por un musicoterapeuta se dan a nivel fisiológico, emocional, cognitivo, social, espiritual…
Violonchelista de conservatorio
Loreto, quien fue propuesta para EncontrARTE por otra alcañizana como Blanca Alcañiz, se interesó por la música a los siete años al ver a su hermano tocar. Comenzó en la Escuela Municipal y después en el Conservatorio en Alcañiz donde se especializó en violonchelo. «Las pruebas de acceso al superior me salieron fatal», recuerda. «Fue gracias a eso que me planteé si esperar un año y volverme a presentar o hacer otra cosa y no me gusta estar parada», añade. Confeccionó una lista con lo que tenía claro que no quería y Magisterio Musical se posicionó como un camino a seguir. «Lo elegí por lo de musical y una vez dentro me encantó, me abrió la mente de una manera que no esperaba porque se me plantearon muchísimas posibilidades que hacer con la música y que desconocía», reflexiona.
Musicoterapia era un postgrado bienal entonces y una de sus profesoras le animó a probarlo. «En ese momento no, pero más tarde lo hice. Trabajaba y preparaba oposiciones porque parece que es lo que toca pero no quería eso. Mi familia me apoyó en todo, así que, para adelante con Musicoterapia», cuenta. Ahora es un máster en Ciencias de la Salud al que le desea larga vida. «Es importante que, aunque se mantenga lo online, sea presencial porque te metes en el proceso. Como cualquier terapeuta tienes que vivirlo antes y es una transformación. A partir de ahí es un no parar de leer, investigar y también luchar porque el mal márquetin atrae a mucho intrusismo. La música es la herramienta pero hay mucho más detrás, es un proceso comunicativo muy potente el que tienes con la persona que tienes delante».
Desde que en 2014 dijo «sí» a su desde entonces socia Pilar a la idea de La Barca Musical, la musicoterapia es su vida. «Ojalá se vaya conociendo más y haya más gente porque sus beneficios son muchísimos a todos los niveles. Yo estoy muy feliz de haber elegido este camino», concluye.
Sonia Lanuza cabañero dice
Muy interesante!!!!