Tres jóvenes científicos aragoneses, Alberto Jiménez Schumacher (Zaragoza, 1980), Ignacio Aguiló (Alcañiz, 1979) y Ana Belén Griñón (Andorra, 1986) han reclamado mayor financiación y mayor estabilidad y condiciones laborales y salariales para los investigadores en las universidades y en los centros públicos. En la última charla del V Curso de Periodismo de Alcañiz los tres han coincidido en que, pese a todo, siguen adelante porque les motiva los logros y los retos que ya han conseguido y los que tienen por delante.
Jiménez Schumacher ha explicado que tuvo su primer contrato fijo a los 40 años por lo que entiende que los jóvenes científicos «se cansen». Además, con el auge de la biotecnología muchas empresas están contratando especialistas con mejores condiciones salariales y una mayor estabilidad. A ello se le suma la excesiva burocracia para justificar gastos y conseguir financiación. Aguiló ha relatado que actualmente dedica el 80% de su jornada al papeleo. Tampoco las condiciones son mejores en la docencia universitaria para relevar al gran número de profesorado cercano a la jubilación. «Cada vez existen más problemas para encontrar a personas que entren en investigación, si en la privada te ofrecen el doble te vas», ha apuntado. A ello se le suma la «presión» constante para obtener resultados y que se valore su trabajo. «Estamos siempre bajo presión y así en ningún trabajo se está bien», ha destacado la andorrana, quien ha hecho hincapié en que en su caso dejó Estados Unidos por Noruega para estar más cerca de su familia pero que no se plantea volver a España si no es con plaza fija. Respecto a la burocracia, en su caso es menor: «en Noruega presentas después los tickets y ya está pero aquí se te come mucho tiempo».
Pese a todas las trabas, siguen adelante y están confiados en los avances en sus campos. Jiménez Schumacher, jefe del Grupo de Oncología Molecular del Instituto Sanitario de Aragón, ha incidido en que al igual que decía Severo Ochoa, «la emoción más grande es la de descubrir». «Es como una droga», apuntado el zaragozano, quien ha destacado además que siente una motivación extra porque al trabajar en Zaragoza investiga con muestras de pacientes de hospitales aragoneses. Aguiló, también ha coincidido con su compañero en que comprobar que «eres el primero en hacer eureka crea adicción» pero ha lamentado que precisamente de esa gran vocación de los científicos se aprovecha el sistema. «Ya te pueden dar palos que ahí sigues», ha comentado. Para Griñón, aprender, y conseguir resultados y llegar a las metas es «el culmen».
En los tres se despertó desde pequeños la curiosidad y el interés por la ciencia; y después enfocaron su formación precisamente a este área y más tarde a la investigación. Actualmente, Jiménez Schuhmacher está desarrollando una biopsia virtual, para ayudar a los equipos de cirujanos a mejorar el rendimiento en las operaciones de glioblastoma, un tipo de cáncer que afecta al cerebro y la médula espinal. Por su parte, Griñón es investigadora en el Rosseland Centre for Solar Physics de la Universidad de Oslo (Noruega) y ha adelantado que el Bajo Aragón es una de las zonas en las que mejor se verá el eclipse solar del 12 de agosto de 2026. El alcañizano Aguiló es investigador en el grupo de Genética de Micobacterias (GENMICO) de la Universidad de Zaragoza, grupo que estudia desde hace más de treinta años la tuberculosis.