Aragón cuenta con un modelo de organización territorial propio, el de las comarcas. Unos territorios con unos fuertes lazos de unión cultural y económica históricos a los que se dio también una configuración política hace dos décadas para acercar los servicios al ciudadano, especialmente en los pueblos más pequeños. No obstante, el proceso de comarcalización no ha seguido avanzando y sus competencias son las del primer bloque, con las que prácticamente nacieron las instituciones: acción social, cultura, patrimonio, deportes y juventud. En estos años no se han traspasado las competencias previstas en los otros dos bloques: transportes, artesanía, protección del medio ambiente y del consumidor o mercados en el segundo; y ordenación territorial y urbanismo, salubridad pública, agricultura, ganadería o energía en el tercero.
La comarcalización es la mayor descentralización política que se ha llevado a cabo en Europa en los últimos 30 años
José Ángel Biel. Exvicepresidente de DGA
Este debate actualmente no está en el tablero político aragonés como lamenta uno de los «padres» de la comarcalización, el por entonces vicepresidente del Gobierno de Aragón. Para José Ángel Biel la comarcalización es un proyecto muy importante, «la mayor descentralización política que se ha llevado a cabo en Europa en los últimos 30 años», que sin embargo lo han desarrollado poco los sucesivos gobiernos autonómicos desde su marcha en 2011. En su opinión, sería en parte la solución al problema de la despoblación porque «las decisiones las tomarían los que viven en el territorio y no personas que viven alejadas de ellos en Zaragoza». «Las comarcas han demostrado que han hecho una buena gestión con lo que tienen traspasado y lo podrían hacer mejor si tuvieran más competencias. Ya se tardó unos 18 años en crear las comarcas pese a que ya se contemplaban en el Estatuto en el 82, lo que fue un atraso; y ahora están es standby», afirma Biel, quien también incide en que las diputaciones deberían traspasar también la gestión de los planes provinciales de Obras y Servicios.
La pandemia ha puesto de relevancia el importante papel de las comarcas para transmitir información y plantear acciones
José Ramón Ibáñez. Director general Administración Local
Para el director general de Administración Local del Gobierno de Aragón, José Ramón Ibáñez, la pandemia ha puesto de relevancia el importante papel de las comarcas a la hora de transmitir información y plantear acciones coordinadas con la administración autonómica. De hecho, es tan buena la valoración de la unidad de coordinación comarcal que creó DGA con las 33 comarcas y otras instituciones durante la pandemia-llegaron a celebrarse alrededor de 40 reuniones- que su figura se va a reconocer en la ley de emergencias aragonesa que está a punto de llegar a las Cortes para su tramitación. «La valoración del trabajo de las comarcas en estos años en muy alta. Nacieron fruto de un acuerdo de PSOE y PAR y había muchas dudas y opiniones contrarias, cada vez menos. Tengo que reconocer que yo no he sido procomarcalista pero su papel es fundamental para que el acceso a los servicios, al menos en la cabecera de comarca y también en algún pueblo más», apunta Ibáñez, quien cuando se crearon las comarcas era diputado autonómico.
Hasta la creación de las 33 comarcas hubo un largo proceso no exento de polémicas. La primera en configurarse fue la del Aranda en el año 2000 y en los años siguientes hasta 2003 llegaron las 31 restantes. La última, la de la Comarca Central de Zaragoza, nació casi dos décadas después, en 2019. Su embrión fueron las mancomunidades, aprobadas en las Cortes en 1987 y que llegaron hasta las 91. Muchas de ellas configuraron lo que después fueron las comarcas aunque su delimitación y capitalidad trajo consigo mucho debate en prácticamente todas las zonas.
Un ejemplo es que ya en 1996 se recogieron en la Feria de Valderrobres de mayo más de 500 firmas a favor de la Comarca del Matarraña y en contra del Mapa Comarcal recientemente aprobado por el Consejo Local de Aragón que excluía esa comarca. En el manifiesto se pedía la creación de dos comarcas: la del Matarranya tal y como está configurada actualmente salvo porque se incluía un pueblo más, La Cerollera; y la del Baix Matarranya con únicamente los cuatro pueblos catalanohablantes del actual Bajo Aragón Caspe (Fabara, Fayón, Maella y Nonaspe) situados junto al río.
Lo recuerda el que fue vicepresidente de la Mancomunidad del Matarraña de 1987 a 1991, Enrique Bayona. En la zona alta, Monroyo y Torre de Arcas; y otros dos pueblos en la baja estuvieron a punto de quedarse fuera pero finalmente «imperó la sensatez» salvo con La Cerollera, que pasó al Bajo Aragón para que parara la línea de autobús. «Había, a mi juicio, unos condicionantes que venían de arriba para crear la cuarta provincia, la del Bajo Aragón, pero al final se hizo lo correcto con unos municipios con una lengua propia y con una delimitación que la marca el río Matarraña», apunta Bayona, para quien el buen funcionamiento de la Mancomunidad tuvo mucho que ver.
Destaca la puesta en marcha del matadero comarcal en colaboración con dos empresas, Soincar y Virgen de la Fuente, para adaptarse a las normativas europeas. Cada una aportó 13 millones de pesetas, el Ayuntamiento cedió los terrenos y la Diputación estableció una ayuda de 2,5 millones de pesetas por cada matadero local que se cerrara (una decena).
Otras actuaciones de la Mancomunidad que sentaron las bases de la futura Comarca fueron la recogida de basuras o el transporte. Entonces los padres de cada pueblo organizaban su línea de transporte hasta el instituto de Valderrobres pagando unas 10.000 pesetas al año. La Mancomunidad medió para que lo sufragara y organizara el Ministerio para los estudiantes de todo el Matarraña.
Ahora el Matarraña luce con luz propia y somos una de las comarcas con una mayor identificación. Nos sale decir «soy del Matarraña». Además, el turismo y la agroalimentación marcan el sentido económico
Enrique Bayona. Vicepresidente Mancomunidad Matarraña 1987 a 1991
El último presidente de la Mancomunidad en los últimos cinco años y medio; y presidente de la Comarca fue Ángel Meseguer, por entonces alcalde de Mazaleón. Durante un año aproximadamente las comarcas funcionaron con dos representantes políticos por pueblo hasta que se celebraron las siguientes elecciones municipales, con las que ya se estableció la configuración actual de consejeros dependiendo de los votos de los partidos en todos los pueblos.
La Mancomunidad sentó las bases de servicios futuros de la Comarca, como el servicio social de base
Ángel Meseguer. Expresidente Matarraña
Meseguer coincide con Bayona en que la Mancomunidad sentó las bases de servicios futuros de la Comarca como el servicio social de base, la recogida de basuras conjunta o los deportes. Recuerda el consenso con el que se trabajó en aquellos años y expone sus dudas respecto a si se han cumplido los objetivos por los que se crearon las comarcas. «En la Mancomunidad no cobraba nadie salvo las dietas cuando salías fuera pero el profesionalizar cargos ha sido un error porque algunos han entrado en política local más con vistas de estar en la Comarca que por interés en mejorar su pueblo», lamenta.
Los primeros años fueron de mucho trabajo porque lo teníamos que poner todo en marcha aunque ya se trabajaba en la Mancomunidad
Juana Barreras. Presidenta Bajo Martín 2002
En julio de 2003 iniciaron su mandato los primeros presidentes electos. La única mujer de aquella legislatura que presidió una comarca en el Bajo Aragón Histórico fue la por entonces alcaldesa de La Puebla de Híjar, Juana Barreras. La poblana recuerda que en aquella legislatura se trabajó mucho porque estaba todo por hacer. «Fueron años movidos porque lo teníamos que poner todo en marcha aunque los alcaldes ya veníamos trabajando en la Mancomunidad con servicios como el social de base. No teníamos ni sede así que los plenos los celebrábamos en cada ocasión en un pueblo, lo que servía también para que se nos viera», destaca.
En el Bajo Martín la polémica estuvo, al igual que en otras comarcas, en la elección de la capital. «Nos llevó a discusiones porque tanto Albalate como Híjar querían. Finalmente escogimos a Albalate pero en las propias Cortes cuando fuimos a nombrarla conocimos que iba a ser Híjar. Los dos alcaldes se habían puesto de acuerdo y el resto nos enteramos en el parlamento», precisa como anécdota.
MAYO 1996
La delimitación comarcal divide a los pueblos del Matarraña
Se recogieron firmas en favor de las comarcas del Matarranya (la actual más La Cerollera) y el Baix Matarranya (Fabara, Fayón, Maella y Nonaspe).
DICIEMBRE 2002
Llegan las primeras competencias propias
Con la remisión a las Cortes de los proyectos de ley de creación del Bajo Aragón y el Bajo Martín quedaron constituidas oficialmente todas las comarcas bajoaragonesas
JULIO 2002
Primeros presidentes electos
Se constituyeron las primeras comarcas salidas de las urnas. Cuatro estuvieron presididas por el PSOE: Fernando Casaus (Andorra Sierra de Arcos), José Ramón Roda (Matarraña), Francisco Doménech (Bajo Aragón Caspe) y Juana Barreras (Bajo Martín); y dos por el PAR, con Víctor Angosto (Bajo Aragón) y Mariano Balfagón (Maestrazgo).
SEPTIEMBRE 2002
Distintas opiniones sobre el nombre del Bajo Aragón Caspe
Las Cortes designaron el nombre del «Bajo Aragón Zaragozano» y los alcaldes se reunieron para escoger un nombre definitivo con el que «zanjar la polémica»
SEPTIEMBRE 2002
Se celebran los días de la Comarca para unir a los pueblos
Las comarcas celebraron en sus primeros años el Día de la Comarca como una jornada de convivencia para unir a los vecinos de los pueblos.
Jose dice
Han sido el mayor desastre desde la implantación del r 78,los impuestos ciudadanos van a parar a Palacios,burocracia y mantener políticos, creo que algunas se pulen en gasto más del 80 por %,no podemos mantener tanto vividor,exactamente lo mismo que las autonomías, debería ser el pueblo quien decida, como en Suiza,donde solo cobran los ministros.
perico con c........ dice
Tambièn deberia ser el pueblo quien decida, si queremos Monarquia, votar si o no.
Ibn Kotendí dice
Aún estoy esperando que alguien me aclare que utilidad tiene la Comarca del Bajo Aragón, aparte de cobrar sueldos unos cuantos por no hacer nada.