En Castellote es donde los Guijarro Miravete tienen su punto de encuentro todos los años. Son cuatro hermanos y viven en Madrid pero es cuando llegan al pueblo cuando lo comparten todo. Lo hacen en una casa que ya perteneció a su madre, a su abuelo, bisabuelo y tatarabuelo. «Y me atrevo a decir que sigue la saga», señala Luis. Es el mayor y el que abre las puertas de la Casa de Cultura mientras terminan de colocar los cuadros que hasta el sábado día 13 de agosto podrán contemplarse de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00.
Es la apuesta cultural de la programación de las fiestas patronales y la firma Mariupe Alía, cuñada y «castellotana consorte». Ha llenado la estancia de acuarelas cargadas de luminosidad y colores pastel que invitan al optimismo. En los más de cuarenta cuadros que expone, la Vía Laietana de Barcelona conversa con algunas de las empinadas calles de Castellote y también con casas de Bordón que nada tienen que envidiar a los paisajes venecianos y marítimos, que también los hay. Y flores. Muchas flores inundan las paredes y algunas ya tienen dueño porque están vendidas.
Alía da un sello muy personal a cada obra hecha en acuarela, una técnica a la que llegó desde el óleo hace cuatro años cuando le encargaron unos recordatorios de primera comunión. «Es un reto la acuarela, creo que engancha tanto por eso, porque según vas haciendo se van abriendo otras metas porque apenas permite rectificar, algo que el óleo sí y nunca acabarías un cuadro al óleo», sonríe.
La afición le viene de casa porque su padre también pintaba. Lo hacía también al óleo y de una manera muy modernista hasta que falleció. Ella tomó de él la profesión de farmacéutica y también la pintura, aunque en este caso esperó a iniciarse. «¡No podía ser que lo igualara en todo!», ríe. Ahora, con todo lo que le reporta la pintura, tiene claro que de retroceder unos años estudiaría también Bellas Artes.
«Pintar es mi vida y en el confinamiento fue una inyección para llevarlo mejor. Además de hacer obra hubo muchas sesiones online con otros pintores de las que aprender», reflexiona. La de Castellote es su primera muestra individual porque antes hizo colectiva con la asociación de artistas de Majadahonda.
La vena escritora de Luis Guijarro
Una de las virtudes de los Guijarro Miravete es mantener intacta la querencia por el pueblo del que descienden por más que pasen los siglos. Luis Guijarro encontró en la escritura su pasión y a ella le dedica mucho más tiempo tras la jubilación. «La expulsión de los moriscos es un tema que me apasiona», apunta. Vuelca sus impresiones en un blog (El huerto abandonado) y escribe -y también da alguna charla- sobre los temas que le llaman la atención, como la sociología o historia. Es autor de libros como «El corazón de las rocas», una novela que transcurre en tierras del Maestrazgo.