El pasado viernes 3 de septiembre el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, expresaba en el Diario de Teruel, con motivo de un encuentro con la ministra Teresa Ribera: «No queremos que nos pase en Aragón como hace cien años, cuando para industrializar Cataluña se llenaron de embalses y saltos todas las montañas del Pirineo; no queremos que ahora, con nuestro cierzo, sol y bochorno, se industrialicen regiones aledañas y que esos recursos naturales no beneficien a los aragoneses, tanto ciudadanos como empresas».

Días atrás, el 28 de julio, el BOE sacaba a información pública un nuevo Clúster de energías renovables denominado «Clúster Begues», impulsado por Energías Renovables de Ormonde 59, S.L., una de las numerosas empresas instrumentales de Fernando Samper, cuya línea de evacuación de la energía generada en Aragón cruzaría distintos municipios de las provincias de Zaragoza, Teruel, Tarragona y Barcelona, para abastecer finalmente a la capital catalana, en un recorrido de 287 kilómetros de cables y torres metálicas de alta tensión.

Justo todo lo contrario de lo que expresó Javier Lambán días después. Por ello, la Plataforma muestra su indignación ante lo que considera un insulto a los aragoneses y en especial a los afectados por la avalancha de proyectos eólicos y fotovoltaicos que inunda nuestra comunidad.

En Teruel, este nuevo clúster se suma a otros proyectos que amenazan al Maestrazgo, Matarraña, Albarracín, Jiloca y otras comarcas, impulsados por Forestalia, Green Capital, EDP y sus empresas satélite. De instalarse todos ellos, la potencia generada en Teruel superaría los 6.000 MW. Una sobredimensión que tiene como finalidad, no el beneficio de los aragoneses, como dice el señor Lambán, sino el abastecimiento de Cataluña, el País Valenciano, País Vasco y Madrid. Recordemos que la central térmica de Andorra generaba 1.100 MW, con los que se cubría de sobra el consumo de la provincia.

En algo sí estamos de acuerdo con las declaraciones del señor presidente: en el bochorno. Porque la actitud de los responsables del Gobierno de Aragón en el proceso de implantación de energías renovables está siendo así: bochornosa. Hemos visto como el señor Aliaga pedía al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico que se redujeran los plazos de presentación de alegaciones de 30 a 15 días y que se tramitaran en Zaragoza todos los proyectos de renovables: los de menos de 50 MW, que ya se tramitan, y los de más de 50 MW, que se tramitan en Madrid. El propio Ministerio lo denegó. Hemos visto como anunciaba como positivo el informe del INAGA sobre el Clúster del Maestrazgo antes de que los técnicos terminaran de elaborarlo, condicionando así su trabajo y dejando en entredicho su imparcialidad. Y, por último, hemos asistido atónitos a las amenazas que lanzaba a los ayuntamientos que pusieran trabas a la aprobación de los proyectos planteados en sus municipios.

Por su parte, hemos visto al señor Lambán prometiendo rebajas en la factura de la luz a quienes acogieran estas instalaciones, comportándose más como un comercial al servicio de los intereses de las empresas promotoras que como el presidente que debe velar por la defensa del territorio y el futuro de todos los aragoneses.

Una connivencia que debería aclarar, no en una entrevista en un diario, sino en las Cortes de Aragón, explicando cuáles son sus planes en esta materia para nuestra comunidad y, en especial, para la provincia de Teruel. La magnitud de la transformación que se cierne sobre el territorio es de tal calibre, y la incertidumbre de la población de tal envergadura, que no debe pasar ni un día más sin que el gobierno de la comunidad dé explicaciones en la sede autonómica.

En la otra cara de la moneda, hay que aplaudir la ejemplaridad de la sociedad aragonesa agrupada en colectivos, asociaciones, agrupaciones y ayuntamientos, que está dando una lección de responsabilidad, dejándose la piel en el análisis riguroso de los proyectos,  auxiliados por especialistas de todos los ámbitos involucrados, para denunciar las numerosas falsedades, carencias e irregularidades de los estudios de impacto ambiental mediante alegaciones sólidamente argumentadas. Aragón, y en especial Teruel, muestra así, una vez más, el compromiso inequívoco con la defensa de su territorio, y de su futuro, de una agresión sin precedentes.

Por todo ello, esta Plataforma exige al presidente aragonés que rectifique sus declaraciones y pida perdón a los afectados. A su vez, solicita a los grupos políticos de las Cortes de Aragón que emplacen al señor presidente a que comparezca en La Aljafería para dar explicaciones sobre los planes que su gobierno tiene para Teruel y el resto de la comunidad con las renovables.

Porque no estamos hablando de poner una o dos fábricas en un polígono industrial, sino de una brutal transformación que pretende convertir la provincia de Teruel en una gran fábrica de producción de energía para beneficio de especuladores y de la España desarrollada como hace cien años. Una transformación que dejaría nuestras tierras de cultivo tapizadas de placas fotovoltaicas, nuestras serranías claveteadas de aerogeneradores y nuestra provincia zurcida de norte a sur y de este a oeste por una maraña de cables y torres de alta tensión.

Plataforma a favor de los paisajes de Teruel. Correo del lector