Varios estudios aseguran que los adolescentes y jóvenes de hoy en día no tienen prisa por hacerse mayores. O, dicho de otro modo, hay una adolescencia tardía. De hecho, la Organización Mundial de la Salud extiende el periodo de adolescencia hasta los 25. La explicación puede estar en la falta de estabilidad laboral y económica -con contratos temporales y sueldos irrisorios- que rodean a estos jóvenes y que hace que seguir viviendo en casa de los padres a los 25 o, incluso, los 30 no sea extraño.

Dentro de esta horquilla de edad, nos encontramos a los 'millennials' o también llamados «la generación perdida». Este rango de edad, que comprende a los nacidos entre 1981 y 1993, tiene muy mala prensa. Se afirma que el rasgo principal que caracteriza a los 'millennials' es la frustración y que son egoístas, materialistas, vagos, superficiales y consumistas. Se dice que es la generación que va a vivir peor de lo que lo hicieron sus padres. Pero, sin embargo, son también comprometidos socialmente, críticos, participativos y, sobre todo, digitales. En 2025, los 'millennials' supondrán más del 70% de los trabajadores en los países desarrollados. ¿Por qué no les facilitamos la entrada al mundo laboral? Al fin y al cabo, son nuestro futuro.