Resulta difícil de entender cómo entre dos galaxias separadas por años luz de distancia puede haber un atajo para llegar cuanto antes de una a otra. Cuando ese camino corto se produce entre dos agujeros negros entrelazados, esa vía rápida se denomina agujero de gusano. Viene a ser ese túnel que en el imaginario colectivo de la ciencia ficción se lo traga todo, lo transporta en el tiempo y en el espacio. El riesgo es que lejos de lo que nos cuentan las películas, en estos subterfugios es imposible transmitir ni comunicar nada. Todo se pierde en estos abismos infinitos Los mensajes se desintegran e implosionan en la infinidad de un lugar extraño, ingrávido y sin límites. La ciencia investiga ahora cómo lograr hacer llegar de un lado a otro algo con sentido.

Leo sobre ciencia porque, ¡oh, cielos!, hoy ocupa la segunda noticia principal de un medio nacional. La recreación virtual de una investigación cuántica permanece desde hace un día entre la selección de los temas de más interés. Hay vida más allá de la política, y quizá de la Tierra. Me solidarizo con los directores de contenidos que con toda lógica han querido escapar de la penosa trifulca política reciente por las mismísimas tragaderas de la zona más oscura del ignoto cosmos.

No es de extrañar que haya quienes creen que el mayor agujero de gusano de este país encuentra a veces su propio atajo en el Congreso de los Diputados. Yo misma a veces albergo esa certeza. No es casualidad por tanto que la fotografía de Irene Montero y la de los hallazgos científicos de Nature compartan los titulares. Ella acusando al PP de «promover la cultura de la violación» tras haber sufrido los ataques e insultos bochornosos de Vox, calificándola como «liberadora de violadores» entre otras lindezas. ¿Cómo se puede combatir la violencia política con más violencia? ¿Cuál es el límite de la arrogancia, la bajeza y el maltrato de lo que significa sentarse en un escaño como representante del pueblo? ¿Qué nos diremos nosotros, ciudadanos de a pie, si escuchamos semejantes peleas de ruines, arrabaleras e insolentes? Es difícil no perderse en este infinito espacio tiempo en el que los partidos políticos se convierten en agujeros negros que se estiran y ensanchan sin límites, en los que todo vale impunemente.

Resulta tremendo que, según cuenta la revista Nature, en una simulación se haya descubierto que es posible la comunicación entre agujeros negros. Es como si dibujáramos unas ondas en el agua de un río y, tras desparecer, al tiempo llegasen intactas a la otra orilla para que alguien las pudiese ver. Si el universo nos habla en sus cuatro dimensiones no ha de ser tan difícil comunicarse entre los dos extremos de la sala parlamentaria. Si no nos damos cuenta, nos acabarán tragando.

Eva Defior. Sexto Sentido