Hace casi cuatro años que escribo este pequeño billete de texto, que hoy hace el número 200. Ha tratado de ser como un ejercicio de pensamiento crítico relacionado con la actualidad de una manera directa o indirecta. En el primero de ellos decía: «mi propósito es sugerirles ciertas formas de reflexión, inducirles a pensar por sí mismos». Incordio a unos pocos, solivianto a otros, agrado a los menos y me entienden un poco los más. Fue una arriesgada apuesta de mi directora y eso me ha dado fuerzas.

Por estas razones, segundo centenario y el apoyo que he tenido, les voy a proponer una traviesa pero singular y «peligrosa» metáfora de lo que está sucediendo en muchos países de este desorientado mundo del siglo XXI. ¿Conocen el ailanto o «árbol del cielo?» es un arbusto de una especie extraordinariamente invasora. Sus raíces son larguísimas y proliferantes y forman entre ellas una especie de tupida red que impide el crecimiento de otro árbol u arbusto. A su alrededor se reduce o desaparece la biodiversidad, apenas le afectan las inclemencias atmosféricas o la contaminación, se reproduce con enorme facilidad, alcanza grandes alturas y domina el ecosistema en el que se instaura y libera por sus raíces una sustancia alelopática negativa (se llama así la influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta contra el desarrollo de otra) sobre las demás plantas de la zona.

¿No les parece una metáfora ajustada de una realidad existente en nuestro mundo de hoy, que muchos se niegan a ver? ¿no es comparable esa red subterránea letal para la biodiversidad con una semejante red ideológica basada en el racismo, la violencia, la economía salvaje del neoliberalismo, la insolidaridad, el consumo desenfrenado, las desigualdades sociales, la pobreza sostenida y armada con el engaño populista, la falta de cooperación, la ignorancia, las carencias sanitarias, la manipulación informativa, el egoísmo y el individualismo como instrumentos sociales, la permanencia de esquemas machistas, la educación convertida en utilitarismo clasista, la explotación inicua de recursos naturales que atenta sobre la existencia del planeta…? esa red de raíces fascistas y de extremos populistas por debajo del juego tradicional de partidos, trata de acabar con las diversidades e instaurar un régimen hegemónico dictatorial. Pongámonos en guardia.

Alberto Díaz Rueda