El medio rural aragonés se prepara ya para entrar el lunes en una fase 2 de la desescalada que permitirá la vuelta a la actividad a numerosos sectores. A falta de confirmación por parte del Gobierno acerca de qué criterios se seguirán y cuales serán los protocolos concretos, e incluso si se atenderán las demandas autonómicas para flexibilizar algunas medidas en los pueblos, muchos han empezado a emplear lo que consideran «sentido común» y «responsabilidad individual» para no detener el tren de su vida que tras casi setenta días necesita oxígeno social y económico. No obstante, conviene saber que ninguna de las medidas anunciadas es efectiva hasta que no se publica en el Boletín Oficial del Estado, tal y como ha sucedido con los municipios de menos de 10.000 habitantes que, pese al anuncio realizado el domingo del fin al límite horario, no han visto todavía cumplidas sus expectativas generándose una gran confusión ciudadana. La crisis sanitaria está revelando verdaderos problemas de comunicación que desorientan a la población y urge que se establezcan canales de transmisión de certezas serios y a los que los ciudadnos tengan acceso inmediato. Ahora que parece relativamente controlada la pandemia con zonas libres de covid (covid free) y centros hospitalarios sin ingresos, como el hospital comarcal de Alcañiz al cierre de esta edición, es el momento de pedir más que nunca seriedad a la hora de tomar precauciones. La obligatoriedad del uso de mascarillas ha sido sin duda una importante decisión. Cabe esperar que se mantengan en estricto orden las medidas sanitarias para que podamos seguir contando contar que no hay ni un solo caso de coronavirus ingresado en nuestra zona. Se trata sin duda de una de las mejores noticias de las que podíamos informar esta semana.

A partir de este punto toca que cada uno de nosotros aportemos todo lo que esté en nuestra mano para avanzar en esta nueva etapa que va a suponer un reto sin precedentes en nuestros hábitos de vida, consumo y socialización. Si queremos sobrevivir como territorio debemos estar más unidos que nunca construyendo una comunidad sólida, sin grietas sociales. Esto no quiere decir que no se deban cuestionar determinadas decisiones ni pedir responsabilidades por los errores cometidos, todo lo contrario, pero desde una perspectiva constructiva. La pandemia ha revelado serias carencias de coordinación, o de material y medios sanitarios, como la ausencia de test, Epis, e incluso una UCI en nuestro área hospitalaria. En materia económica, queda mucho por hacer, sobre todo para las necesidades de respaldo en los sectores más dañados por la pandemia. Queda un largo capítulo de la historia de esta crisis por delante. Está sin escribir. Es responsabilidad de todos hacerlo con buena letra.

Editorial