Leo en el periódico que ha muerto Darío Vidal , hace tiempo que no lo veía. Desde que me exilié a vivir en el campo como él decía no coincidíamos; hubo una época que lo hacíamos regularmente en una librería al lado de su casa comprando ambos los periódicos. Hablábamos del universo y del mundo y cogíamos algún que otro capazo importante , siempre con nuestra pila de periódicos debajo del brazo; sin embargo nos conocíamos desde hace años.

En estos momentos el recuerdo se adentra en otros tiempos y me vuelve a la memoria , situaciones oníricas donde su presencia constituía una obligación en los sitios que frecuentábamos. Dichos lugares eran signos de la cultura de la época, irreverentes hacia lo conocido y amparados por una sorprendente creatividad del momento. A Darío había que amarlo y odiarlo al mismo tiempo, su locualidad era objeto de admiración y alguna que otra chanza en los corrillos y nadie permanecía indiferente ante su labia , memoria viva y estética civil. Amaba la cultura en general, la aragonesa y sus tradiciones , e hizo de Alcañiz un tótem-púlpito hacia el exterior con sus pensamientos y escritos.

Darío siempre llamaba de algún modo a las puertas del cielo , y era en esas veces cuando lo modal tenía que ver con lo posible y lo posible crea esa ambigüedad espacial y temporal que desencadena la ilusión. Darío no era la imagen del bosque que se encuentra en el mundo real, sino un bosque que es el recuerdo de una naturaleza por venir.

Aprendiz de Vulcano, me llamaba en el comienzo del texto que escribió para una de mis exposiciones , y que concluía … como Lao Tsé , ha adivinado que la rueda tiene sentido, en último extremo, por la nada redonda de su centro .

Darío entendía que la búsqueda es continua, que el objeto nunca es alcanzado; la trama virtual y la trama real nunca pueden coincidir. Aquí encontramos tres de los principios filosóficos del pensamiento japonés: lo infinito, el vacío y lo transitorio, esta multiplicidad de significados que nos dan , la perdida del ser y la negación del centro.

Al final , como espectador uno tiene la sensación de que algo sucede en estos tiempos, algo que escapa a la comprensión tradicional aprendida por el hombre y que llega a conmovernos sin poder entender exactamente porqué.

Un abrazo amigo.

Fidel Ferrando – Alcañiz