Hace escasas jornadas tuvo lugar el que fue el último pleno de la Comarca del Bajo Aragón antes del inicio de las vacaciones del mes de agosto. Una buena ocasión para echar la vista atrás, valorar el trabajo de todos y cada uno de sus componentes desde sus respectivas responsabilidades, y de hacer balance. ¿Hemos aprobado el curso?

Las comarcas nacieron con el objetivo principal de prestar servicios a los municipios, muy especialmente a los más pequeños que, por sí solos, son incapaces de poder garantizarlos a sus habitantes por el alto coste que tienen. Antes existían las mancomunidades que intentaban cumplir ese papel y ahora es labor de las instituciones comarcales, con el respaldo del Gobierno de Aragón.

Prácticamente todos estuvimos de acuerdo en esa descentralización porque considerábamos que, desde la cercanía y el conocimiento del territorio, se podrían prestar más y mejores servicios. Todo ello sin obviar en ningún momento que la cuestión presupuestaria es fundamental porque de ella depende poder ser útiles a la ciudadanía, que debe ser el objeto principal de cualquier administración pública. Debemos resolver problemas y no generar dificultades nuevas, sino carece de sentido nuestra existencia.

Tras casi dos décadas de pertenencia a esta Comarca, he podido sentirme partícipe del progreso de nuestra tierra y también indignarme como el que más cuando no se han puesto remedio a nuestras dificultades. En todo este tiempo estoy convencido que las comarcas han aprobado en su examen ante la ciudadanía, pero que la nota podría haber sido mucho más elevada. Quedan muchos temas pendientes de resolver y a ello nos tendremos que aplicar en el futuro.

El Bajo Aragón es hoy noticia por un convenio de ambulancias que empeora la atención sanitaria, por la pérdida de la hospitalización domiciliaria en los meses de verano por la falta de personal, por la ausencia de médicos en los consultorios rurales o de especialistas en el hospital vetusto que aún tenemos… Problemas que no dependen de las comarcas pero en donde podemos hacer mucho, reivindicando y trasladando el sentir de la ciudadanía. Pelear sin arrugarnos por lo que consideramos justo, incluso con los de nuestra misma formación política si es necesario. Porque deberían ser más importantes los ciudadanos que las siglas.

José Miguel Celma. PP Torrecilla de Alcañiz