Desde el año 1997 en que fui a residir y trabajar en Shanghái, he vivido los múltiples cambios políticos económicos y sociales en ese país. Una de las fuentes de información más importantes y creíbles de lo que pasa en China es la publicación de la Universidad de Pekín titulada China Economic Review. El nivel intelectual y técnico de sus contenidos viene avalado por el gran número de expertos de la mayoría de los países avanzados que forman su Comité de Dirección. Desafortunadamente ningún español figura en la Dirección de esa revista.

En el momento tan difícil que estamos viviendo, conocer la posición de China es muy importante, y hemos de encontrarla en las voces adecuadas. Las iniciativas chinas y su peso en la economía actual deben llegar a la opinión pública española. Para el mundo rural, agricultura y ganadería, vale la pena saber que el director de esa revista es el profesor Xiaobo Zhang cuyos intereses comprenden la economía agrícola, su desarrollo económico y la economía china. Como caso excepcional, me he permitido traducir y condensar uno de los últimos artículos publicados por la revista que espero merezcan una acogida benévola por parte de los lectores de La Comarca. El resultado es el siguiente:

«El acontecimiento clave de la semana desde una perspectiva macro fue el discurso del líder chino Xi Jinping en la conferencia de Boao, en Hainan, el jueves, en el que propuso una Iniciativa de Seguridad Global. La GSI es básicamente una propuesta para rehacer el sistema internacional, tanto proporcionando más libertad de acción a los Estados, libres de la presión de otros, como colocando más áreas de preocupación bajo marcos internacionales como la ONU. Los principios básicos de la iniciativa reflejan la iniciativa de 1955 de Zhou Enlai, que incluía la declaración de no injerencia en los asuntos internos de otros países, un concepto que, por supuesto, todos los Estados de cualquier escala han violado de una forma u otra desde el principio de la historia. Pero hacer realidad la GSI requeriría, presumiblemente, muchas acciones específicas y la voluntad de ceder soberanía sobre algunas áreas cruciales de regulación, lo que es poco probable que ocurra pronto. Y el elefante en medio de la sala fue Ucrania y la cuestión de hasta qué punto las acciones de Rusia en ese país equivalen a una injerencia interna en los asuntos de otro país. Es probable que el mundo siga en la situación actual de bloques y alianzas durante algún tiempo, nos guste o no. Otro aspecto de lo que dijo Xi fue que la disociación no es práctica, que todos formamos parte del mismo ecosistema y que la seguridad de todos depende de la armonía del conjunto. Esto es absolutamente cierto: el desacoplamiento no beneficia en última instancia a China ni a su economía, ni siquiera a su sistema. La cuestión es cómo estas declaraciones generales pueden traducirse en políticas y medidas prácticas que mejoren la integración de China en el mundo.

Parece que la prosperidad común se encuentra en una fase similar. La política se anunció el año pasado y fue ampliamente aclamada como un paso hacia la creación de una prosperidad más generalizada, aunque a un nivel inferior, en toda la sociedad china. Abordar la marcada brecha de riqueza es, sin duda, un objetivo que merece la pena, pero desde entonces se han dado unos cuantos pasos concretos para aplicar la política. Un impuesto sobre la riqueza, un impuesto sobre la propiedad, un impuesto sobre las herencias, serían todos pasos obvios para nivelar el terreno de juego, y todos ellos son características eficaces de economías y sistemas más sofisticados.

Mientras tanto, el bloqueo en Shanghái continúa, y Cero Covid sigue siendo la política, además de estar más lejos que nunca de ser alcanzable. Hay varias sugerencias por ahí sobre cómo podría abrirse Shanghái en las próximas semanas, pero aún se está lejos de poder asegurar cuándo volverá la normalidad a las calles de la ciudad más grande y próspera de China. Los expertos, incluido Zhou Nanshan, parecen opinar que el cero es inalcanzable y que se requiere una política más flexible, pero cambiar la política dada la clara orientación de arriba va a ser extremadamente difícil, con consecuencias posiblemente nefastas para el crecimiento económico de este año. El objetivo original era del 5,5%, y la predicción más reciente que vimos para el segundo trimestre era del 1,8%. Se prevén tiempos aún más interesantes a medida que avance el año».

Personalmente no comparto todas las afirmaciones de este texto, pero no es mi voz la que cuenta, sino la de los dirigentes chinos y la de los hombres de ciencia que la interpretan.

Antonio Germán. Cierzo y bochorno