Lamentablemente, 2020 será un año que quedará marcado por el covid-19. Desde que supimos de los primeros casos de personas afectadas en nuestro país a comienzos de año, pasando por el excepcional estado de alarma, por un verano atípico en el que la llegada de turistas, y por ende su impulso económico, era esperado con deseo y recelo a la vez, nos encontramos ahora, en septiembre, a las puertas de la vuelta al cole.

Aunque nosotras, nuestras familias o entre nuestro círculo de convivencia más próximo hayamos tenido la suerte de no vernos afectados por la enfermedad, el covid ha cambiado parte de nuestras vidas.

Entre mascarillas, gel, confinamiento, aplausos, preocupantes ERTEs y dolorosos cierres de empresas, hemos descubierto el teletrabajo, puesto en valor la importancia de los cuidados y, ahora, a las puertas de la vuelta al cole, la importancia de la conciliación. Y no está siendo nada fácil. Durante estos meses de pandemia y adaptación a la «nueva normalidad» hemos modificado hábitos, eliminado franjas horarias en nuestro día a día y nos hemos convertido en elementos multitarea simultaneando reuniones vía Zoom mientras sube el bizcocho y le pedimos al niño que intente conectarse con el profesor mientras nos peleamos con la wifi que no da para todo. Esto que durante un tiempo hemos superado poniendo lo mejor de cada una de nosotras y nosotros, hace que nos enfrentemos al inicio del curso escolar con grandes dudas sobre cómo va a llevarse a cabo ese proceso y muchos miedos ante posibles rebrotes, pero sobre todo, agotadas física y emocionalmente.

Agotadas, sí. Porque mayoritariamente, e históricamente, las tareas de los cuidados han recaído en nosotras y parecía que conciliar solo era cosa de mujeres, pero en este tiempo covid que nos está tocando vivir y que ha desbaratado nuestra ordenada vida, se ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de implantar medidas de igualdad que permitan a todas y a todos hacer efectiva la conciliación de la vida personal, laboral y familiar.

La conciliación en nuestras casas y en nuestros hogares va de la mano de la corresponsabilidad. Cuidar a nuestros mayores, a nuestras hijas e hijos, disfrutarlos, y realizar un reparto equilibrado de las responsabilidades domésticas desde la corresponsabilidad facilitaría la conciliación si entendemos y asumimos que cuidar es tarea de todas y todos.

No es fácil, nuestra sociedad se fundamenta en un modelo patriarcal en el que la tarea de cuidar se vincula culturalmente al hecho de ser madre o ser mujer. Pero para avanzar hacia un modelo de sociedad más igualitario, para hacer efectiva la conciliación, para impulsar la corresponsabilidad, es necesario que los gobiernos y las administraciones públicas impulsen leyes e implementen medidas como las que se han impulsado desde Unidas Podemos: permisos retribuidos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles para que también los hombres tengan derecho a ellos; que se elaboren Planes de Igualdad, en la administración y en las empresas, con perspectiva de género para que la maternidad y las labores de cuidados no penalicen a nadie en su desarrollo profesional.

Lo que algunas llevamos años reclamando, «poner los cuidados en el centro», nos lo está imponiendo el covid a marchas aceleradas. El virus llegó sin avisar, sin estar preparados, pero ahora tras siete meses de pandemia y cuando toca abrir las aulas, se debe garantizar el derecho a la educación en todos los niveles educativos y para todas las economías familiares. Y además de garantías sanitarias para alumnos, profesores y toda la comunidad educativa, se debe también trabajar para que la conciliación sea una realidad y las tareas de los cuidados se realicen desde la corresponsabilidad.

Marta Prades – Diputada de Podemos en las Cortes