El tiempo parece que pasa más despacio en la provincia de Teruel que en el resto del mundo. La paciencia de los turolenses es infinita y la resignación con que asumimos todo lo que deciden desde Madrid, como si de caridad cristiana se tratara, nos hace a los turolenses quizás una especie única digna del mejor estudio sociológico.

Ante años de olvido, falta de inversiones, y ninguneo por parte de los gobiernos de todos los colores, muchos turolenses decidieron abandonar su pueblos y buscar su futuro en otras tierras, antes que pelear y exigir a quienes nos representan y nos gobiernan, aquí y en Madrid, lo que por justicia social nos pertenece. Somos buena gente y no causamos problemas.
Cuando la semana pasada se desbloqueó el Informe de Impacto Ambiental de la N-232 que aguardaba en un cajón desde el año 2013, a los bajoaragoneses y vecinos de la ribera del Ebro se nos iluminaron los ojos, y con la inocencia de un niño pensamos «ahora sí».

Permítanme un ápice de incredulidad. Ya que cuando recorres la hemeroteca, desde el año 2005, donde la ex vicepresidenta del Gobierno Teresa Fernández de la Vega anunciaba que el desdoblamiento de la N-232 estaría concluido en el año 2010, luego viajas en el tiempo, llegas a 2018 y lees al ex ministro Íñigo de la Serna anunciar la conclusión de la obra en el año 2020, a la par que se produce el cuarto retraso en la inauguración del tramo entre Ráfales y el límite con la provincia de Castellón. Me da en la nariz que de nuevo estos dos años anunciados por De la Serna pasarán por Teruel tan despacio como los anteriores.

Los turolenses podemos ser tan buenos y pacientes como hasta ahora o aprender. Aprender de nuestros vecinos murcianos que con tesón, unión y la fuerza de todas y todos, le plantaron cara al gobierno murciano y a la empresa encargada de la construcción y han conseguido que el AVE no rompa su ciudad y sea soterrado. No fue fácil, once meses de movilizaciones diarias, acampadas y protestas, defendiendo su ciudad, una ciudad para la ciudadanía, una ciudad más amable, que una y que ponga la convivencia de las personas por delante de los intereses económicos de la empresa. Pero ganaron porque estaban unidos y movilizados. Porque el objetivo era común, su ciudad.

Yo personalmente prefiero aprender, quizás porque la capacidad de aprendizaje la podemos ejercitar durante toda la vida, o porque mi saco de paciencia se ha vaciado, pero creo que es momento de reivindicar la conclusión de esa obra en los plazos anunciados, 2020. Y no es cuestión de tiempo, es cuestión de vidas. Algunas de estas vidas se van voluntariamente porque no disponer de unas vías de comunicación dignas y más propias del siglo XXI, te alejan del mundo, de la educación, de la sanidad, de la cultura, del empleo, de un proyecto de vida. Otras vidas que se van duelen más, demasiado.

Las plataformas en defensa de la sanidad pública han demostrado que «los recortes matan»; también a nosotras nos sirve ese lema. Los recortes, la falta de ejecución presupuestaria -recordemos que año tras año ha habido partidas en los PGE para esta obra que no se han ejecutado-, la falta de voluntad política, o poner por delante el pago de la deuda y el rescate millonario de autopistas, en lugar de invertir en carreteras públicas que vertebran, unen territorios y salvan vidas.

Los recortes matan pueblos, matan esperanzas, matan proyectos de futuro, matan vidas.

Por eso, ahora ya, cansados de titulares, fotos y anuncios de inauguraciones, debemos exigir, que los seis millones de euros presupuestados para el 2018 sean ejecutados, y eso solo se puede conseguir si existe voluntad política.

El partido socialista, en el Congreso, votó en contra de la enmienda que destinaba más dinero para esta obra. Unidos Podemos conscientes de la necesidad de esa infraestructura, votó a favor de la misma y salió adelante. El Gobierno de Sánchez debe cumplir lo aprobado en los presupuestos, y el Gobierno del Sr. Lambán debe defender los intereses de los aragoneses.

Y la ciudadanía debemos exigir que cumplan lo que se ha votado, y si no utilizar las herramientas legales de las que la democracia nos ha dotado: la movilización ciudadana y nuestros votos.
¡A-68 YA!

*Diputada de PODEMOS en las Cortes