Ayer se celebró en nuestro país la primera huelga general feminista, pero, ¿era necesaria esta movilización? Desde CHA afirmamos rotundamente que sí, que hoy más que nunca debemos luchar por nuestros derechos y por una igualdad real, precisamente lo que defiende el feminismo, que para información de ignorantes, es la lucha política por la igualdad entre hombres y mujeres. Esta movilización llamaba a la huelga laboral, porque todavía hoy somos las mujeres las que seguimos copando los puestos a media jornada, los trabajos peor remunerados, los sueldos más bajos por el mismo trabajo, las que más dificultades encontramos a ciertas edades a la hora de encontrar un empleo (donde el tema de los hijos habidos y por haber es una lacra para el empresario); estudiantil, porque a pesar de obtener mejores resultados en todas las etapas educativas, los puestos de mayor responsabilidad siguen copados por hombres; de cuidados, porque somos nosotras las que solicitamos las excedencias para cuidar tanto a hijos como a padres; y de consumo, porque los productos que están destinados a nosotras resultan más caros (la denominada «tasa rosa»).

Seguimos viviendo en una sociedad heteropatriarcal, término que según la RAE, institución arcaica y trasnochada donde las haya, no es necesario incluir en su diccionario. Este vocablo alude a una sociedad donde la «norma» es todo aquello que se ajusta a los cánones que los hombres heterosexuales establecen. ¿Cómo explicaríamos si no que desde 2003 se hayan producido en nuestro país 920 asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas y nadie hable de terrorismo machista? Claro, porque nosotras somos las víctimas, si los objetivos fueran militares, policías o políticos no tendrían reparo en denominarlo terrorismo. ¿Por qué todavía es la víctima de una violación la que esconde la cara y tiene que justificarse y demostrar la veracidad de los hechos? Las violaciones en grupo y su difusión por redes sociales como si fuese el triunfo de una noche de fiesta se está convirtiendo en una costumbre impropia de una sociedad que respeta la igualdad de las mujeres.

Más que nunca son necesarias las políticas de igualdad, incrementar la inversión en educación en valores y en garantizar la protección de las víctimas de acoso. Solo pedimos respeto, que podamos caminar tranquilas por la calle sin que algún machuno nos acribille a «piropos» soeces, que no se nos juzgue siempre por nuestro aspecto, ya sea corte de pelo o vestimenta, sino por nuestras acciones. Habría mucho más que decir, la lucha no termina aquí, y para ello necesitamos la colaboración de toda la ciudadanía que forma nuestra sociedad.

Así que recuerda, si no eres machista, es que eres feminista.