Víctor Puch

Se dice que las noticias, muchas veces nos afectan en función a la proximidad del suceso acontecido. Durante años y años hemos visto en demasiadas ocasiones por televisión, como una tras otra, mujeres eran asesinadas, niños eran victimas de violencia, familias enteras se veían afectadas por una lacra de la sinrazón.

Por desgracia esta vez, nos golpearon los sucesos de manera muy directa, sobretodo para todos los andorranos. Un joven entrañable, que irradiaba simpatía por los cuatro costados, ha sido vilmente asesinado, todo parece confirmar que su final no fue en vano, fue con valentía y tesón por defender la vida de su madre, se nos va dando ejemplo. Ahora todos aunamos fuerzas para que nuestra vecina pueda salir adelante.

Esta lacra miserable e injustificable de la violencia machista, es uno de los problemas más graves de España. Somos muchos los que hemos sido inconscientes o hemos minusvalorado el tema, pero este asunto requiere como pocos del mayor de los consensos posibles. No es cuestión de banderas, razas o religiones, caer en esas nimiedades es algo que no se puede consentir en estos momentos y un ejercicio de ignorancia elevada al cubo. Aunque es indudable se ha mejorado en ciertas cosas, estamos todavía muy lejos de alcanzar el único punto de llegada aceptable en este tema, que ni una mujer, niño o cualquier persona tenga que sufrir ningún tipo de violencia.

Hay que dar un paso colectivo más fuerte y decisivo, hay que arrinconar al machismo en el fango de la historia, si la ley es mejorable, mejorarla, la presión social debe asfixiar todos y cada uno de los resquicios por los que aún se escape esta deplorable pandemia. Y sí, lo que antes sonaba a quimera es cada vez una propuesta más coherente y realista, igual que se hizo una ley contra el terrorismo y se consiguió una unanimidad social que llevó a la derrota del terrorismo, también debe ser una fuerza de similares características, la que le de una respuesta a la violencia machista.

No hay matices, no hay peros que valgan, hay cosas que son indiscutibles, las cifras son escandalosas y avergonzantes.

Como andorrano, por supuesto me duele como el primero las noticias que nos golpean desde hace un tiempo, nos pasa de todo en los últimos tiempos y todos sabemos a lo que nos referimos, pero las noticias tristes y duras se están convirtiendo en una dolorosa carga que soportamos en momentos difíciles para toda la localidad. Pero nunca olvidemos que hay esperanza, la esperanza de los jóvenes que ayer copaban las calles andorranas clamando contra este tipo de violencia, la esperanza de la heroicidad de jóvenes como Ismael, la esperanza de todos y cada uno en que vendrá un futuro mejor en todos los aspectos, pero sobretodo en que veremos una sociedad más temprano que tarde libre de la lacra del terrorismo machista.