De poco nos ha valido la reciente visita de Rajoy con el Ministro de Industria y Turismo a Teruel ciudad para traernos ese macro-regalo de: «toda provincia con banda ancha». Puede decirse que vino a Teruel a pasar la mañana de turismo…. Claro que, evidentemente, el presidente no noto las necesidades ni precariedad que tenemos en comunicaciones. Como no vino en tren, no pudo ver ni valorar esas demandas sociales y empresariales ni la importancia que tiene Teruel en el eje Cantábrico-Mediterraneo. Tampoco vino por carretera, por lo que tampoco pudo comprobar el entronque de la N-II con la A-23 a través de la N-211 en su tramo Alcolea del Pinar-Monreal del Campo, por buscar una alternativa menos laberíntica que la N-330 para venir a Teruel por Cuenca. Seguramente tampoco le falto cobertura y/o datos…, «claro vamos sobrados, que necesidades va a ver», ¡Si vino en vuelo directo Madrid-Caudé y Caudé-Teruel en coche oficial!!.

La culpa no la tiene Rajoy, la tienen esos representantes de este territorio en su partido y sus socios, esos que se les llena la boca de grandezas de un presupuesto global lleno de mejoras sociales, esos que les votaron para que defendieran los intereses de este territorio en Madrid y, que bien poco hacen valer su necesario voto a la hora de aprobar el presupuesto.

Así lo demuestra el borrador de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para este 2018, manifestando una clara insuficiencia económica para poder completar ni una sola obra pendiente en Teruel para toda la legislatura, a excepción de la finalización de las obras de la N-232 (Rafales con limite provincia CS), 24 años después de su inicio.

El papel lo soporta todo mostrando un presupuesto engañoso. Si nos ceñimos a inversión en números, la cifra del PGE de 2018 es un 34% superior respecto al PGE de 2017, pero la realidad es otra. Puesto que son presupuestos basados en planes plurianuales, las cantidades necesarias totales van comprometidas en varias anualidades, reflejando que para este 2018, -aun siendo superior al del 2017, es menor lo comprometido.

A esto sumamos, que año tras año, se repiten en los PGE partidas presupuestarias a los mismos proyectos. Lo que demuestra la necesidad de dichas infraestructuras y la verdadera falta de intención de ejecución de las mismas.