Les invito a que hagan un pequeño ejercicio. Abran su periódico, sintonicen su radio o conecten su telediario favorito y observen los titulares. Se toparán con un patrón generalizado respecto a la relación de los jóvenes con la pandemia. Sistemáticamente, día tras día, como el campanero que no falta a su cita con el repique. «Botellón en W», «multitudinaria rave en X», «Desarticulada fiesta ilegal en Y», «Pillados consumiendo alcohol y drogas en Z», gol en Las Gaunas.

Si salen en las noticias es porque estos actos, por supuesto censurables y que merecen castigo, ocurren. Sin embargo, no puedo evitar conectar este bombardeo incriminatorio hacia la juventud con la hostelería y el enfoque benevolente que recibe por parte de los medios. Ya saben, la proclama de «la hostelería es segura» (¡esos interiores por encima del porcentaje estipulado, esas terrazas sin distancia y esas mascarillas mal puestas o que directamente brillan por su ausencia!) que suele ir aderezada con declaraciones del dueño al borde de la quiebra o viéndose obligado a despedir trabajadores.

Lo cierto es que como sociedad apenas hemos modificado hábitos y la hostelería es el punto de encuentro del español medio. Para desayunar café y porras en el bar de confianza; la cañita después del pádel con los colegas que no falte; para comer si somos 8 le pedimos al camarero que junte las mesas disimuladamente; y si en este sitio me llaman la atención o se ponen un poco tontos me voy al de al lado, ya ves tú… ¡Pero mira eso, dos chavales sacándose un selfi sin mascarilla, y llevan una bolsa con cervezas! Seguro que van a juntarse a algún piso, ¡qué vergüenza de juventud!

Lamento ser yo el aguafiestas que les diga que el covid-19 no solo se contagia en fiestas clandestinas de jóvenes irresponsables, sino también en bares y restaurantes. Y me empieza a hartar que solo se señale a la juventud mientras se hace la vista gorda con la hostelería, epicentro de los contagios. ¿No me creen? Busquen los datos porque la relación es meridianamente clara: cuando los bares cierran o se limita su horario, la incidencia acumulada baja. Fácil, sencillo y para toda la familia.

Adrián Monserrate