Verde, morado y rosa. El pasado miércoles, con esos colores, en balcones y ventanas y en los mástiles del Ayuntamiento, se llamaba la atención en mi pueblo hacia el día Mundial del Cáncer de Mama Metastásico. Hoy, día 19, es el día mundial del Cáncer de Mama. Dedico estas líneas a las mujeres afectadas, como testimonio de apoyo y esperanza.

Cada 15 segundos se diagnostica un cáncer de mama a una mujer en cualquier rincón de este vasto mundo. Según algunas proyecciones estadísticas, este año más de 33.000 mujeres serán diagnosticadas de ese tipo de cáncer en España. La clave de la lucha contra esa enfermedad, dicen los especialistas, es una detección precoz. Las revisiones ginecológicas se revelan esenciales, así como estilos de vida saludables y ejercicio físico. En el otro lado de la trinchera, se trata de agilizar los diagnósticos (estudios de marcadores y biopsias liquidas) la aparición de nuevos fármacos, investigar los tumores y aumentar los estudios clínicos. Ciencia oficial y laboratorios están inmersos en una lucha contra ese mal.

Una vecina mía, Marina, padece un CMM, un cáncer de mama metastásico. Me pide que haga una llamada de atención para que la sociedad se mentalice y las instituciones oficiales y científicas piensen en la amargura, el cansancio y el miedo que esas mujeres afectadas viven cada día, con el temor a que las voraces células tumorales se diseminen por otros órganos de un cuerpo ya castigado. El lema de las mujeres tratadas por el CMM es «+ investigación para + vida». Parece que hay en marcha una línea de estudios (para pacientes con cáncer de mama HER2 positivo y también negativo en un futuro cercano), que combina un anticuerpo con un fármaco de quimioterapia, lo que llaman un «conjugado anticuerpo-fármaco o ADZ. Funciona como una especie de caballo de Troya: el anticuerpo se une a las células tumorales e introduce en ellas la quimio, con lo que los tejidos sanos se ven menos afectados. Es una línea investigadora que está dando buenos resultados en los ensayos clínicos -524 pacientes- que se realizan en Barcelona, en el Valle de Hebrón Instituto de Oncología (VHIO) sobre mujeres que ya habían recibido el tratamiento estándar con anterioridad y resultado nulo. Cerca del 80 % de las pacientes participantes tuvieron una mejora de casi un 50% en la reducción tumoral.

Si estos datos son corroborados y se expanden en eficacia operativa, significa un soplo de esperanza para miles de mujeres angustiadas y sus familias.

Alberto Díaz Rueda. LOGOI