Quienes visitan la iglesia de la Santa Cruz en Varsovia se sorprenden ante una columna donde se conserva en un frasco el corazón de Federico Chopin. El resto de sus restos está enterrado en París, pero quiso el pianista que su corazón se llevase a su tierra natal, Polonia, en un gesto de amor inmortal. Ante las continuas invasiones que sufría Polonia por parte de Rusia, el pianista decidió expatriarse marchando a Viena y , conociendo su amor a la tierra natal, no es extraño que sus amigos le regalaron para que formase parte de sus pertenencias una bella cajita con tierra polaca. No la olvidaría nunca. Es uno de los muchos ejemplos de amor a la tierra donde se ha nacido.

Todo está en la infancia. La vida la marca el carácter, los genes, la suerte, la laboriosidad, las decisiones, la familia, y muchas cosas más, pero en los primeros puestos del ranking de influencias para la vida adulta está la infancia, y en la infancia está el lugar donde se ha nacido o vivido de niño. Una felicidad vivida en los primeros años influye lo mismo que una infancia angustiada marca de por vida. El arraigo a las raíces ya era valorado en los mitos griegos como el de Anteo al que aludió Irene Vallejo en su discurso de aceptación del premio Aragón de las Letras. Anteo era un gigante mitológico que vivía en una isla cerca del estrecho de Gibraltar. Recibía su fuerza de la Tierra madre a través de sus pies, y gracias a ella ganaba todas sus luchas. Otro gigante rival, Hércules, se dio cuenta que Anteo recargaba sus fuerzas al pisar la tierra, al contactar con su origen, y en atlético abrazo le levantó del suelo y de esa forma Anteo perdió su fuerza y perdió su lucha. No es bueno desarraigarse.

Hemos de ser patriotas de lo nuestro, para ser útiles a los nuestros. El Bajo Aragón Histórico es una tierra que entusiasma y merece tener vecinos entusiasmados que luchen y trabajen por ella. Cada uno en lo que pueda, no hay ayuda pequeña, amar y reconocer lo amado ya es una manera de empentar. Un deber que tiene su compensación porque, como en el mito de Anteo, la tierra natal nos da fuerza. Los griegos ya comprendieron la necesidad de volver al pueblo «a cargar las pilas».

Miguel Caballú