El ayuntamiento de Aliaga se propone recuperar su castillo, antes de que el deterioro sea definitivo. Lo primero ha sido localizar a sus propietarios, residentes en Cataluña y herederos de quienes lo compraron al Estado en 1972 por 120.000 pesetas. A los propietarios ya les han enviado el expediente de ruina del edificio.

La idea es rehabilitarlo con fines turísticos, buscando recuperar la historia de Aliaga. El alcalde, Sergio Uche, explicaba a Heraldo que la fortaleza se derrumba poco a poco, por lo que, independientemente del acuerdo al que se llegue con los propietarios, el municipio ha empezado a solicitar ayuda a los gobiernos central y autonómico.

Un castillo que está declarado Bien de Interés Cultural y cuya restauración será, sin duda, costosa. Es fácil compartir la perplejidad del alcalde por el hecho de que en los años 70 los responsables de Patrimonio del Estado sacarán a subasta el castillo sin consultar antes al ayuntamiento, que seguro que hubiera opinado sobre el tema.

Los responsables de Patrimonio del Estado funcionaron, al menos en el pasado, con criterios que resultan sencillamente esperpénticos. Castillos y bienes patrimoniales se ponían a la venta, con el fin de sacar la Administración algo de dinero y, también, para desentenderse de toda responsabilidad de futuro si se producía un mayor deterioro.

Nos encontramos por castillos y fortalezas vendidos por cuatro perras a particulares, no hace demasiado tiempo, que, en la mayoría de los casos, no tenían relación ni con los pueblos donde estaban los edificios ni siquiera con Aragón.

Viendo el aspecto actual del castillo, aun se llega a tiempo de intentar su restauración. Otros de la región tuvieron peor suerte. La invasión francesa y las guerras entre carlistas e isabelinos los dejaron casi destruidos del todo.

Otro castillo aragonés, en este caso con fortuna, es el de Trasmoz, que vuelve a manos públicas. La fundación particular que poseía la fortaleza lo ha cedido al ayuntamiento, que espera acometer su rehabilitación. También este castillo había sido subastado por el Estado en los años 70 del siglo pasado.

Carlos Sauras