Últimamente es un argumento recurrente para mí en este espacio que se me brinda para expresar opinión, referirme a la pareja tóxica del infausto Pablo Iglesias y el ínclito presidente del gobierno Pedro Sánchez. No es que esté obsesionado con ellos y su obra, o que les desee la muerte a ritmo de rap. Estoy obsesionado con mi país, España, y me preocupa el respeto a las instituciones y orden democrático existente, y no, no lo voy a capitalizar ideológicamente, es una cuestión de valores, no de ideas. Me preocupa y estoy obsesionado en combatir la polarización que se ha cultivado desde hace unos años en España.

Lo que está ocurriendo en las calles, sobre todo de Madrid y Barcelona, es fruto entre otras cosas de esa polarización, y no tiene otro calificativo que el de terrorismo. Agresiones, amenazas de muerte, calumnias e injurias y enaltecimiento del terrorismo; ese es el curriculum vitae de Pablo Hasel. Condena de tres años y medio de prisión por golpear al teniente alcalde de Jódar, Andrés Bódalo. Cuatro años de prisión por tenencia de explosivos y dos años por agredir a dos policías, tráfico de drogas y agresión sexual, Alfon. Veinte años de cárcel por matar a golpes a Víctor Lainez, que llevaba unos tirantes con la bandera de España, dejó tetrapléjico a un guardia urbano en Barcelona, Rodrigo Lanza. Estos son los delincuentes protegidos por Podemos. Las cosas por su nombre, Podemos es extrema izquierda. Con esto gobierna el PSOE. El enemigo está en casa, las manos que lanzan adoquines estos días, son las de Iglesias, Echenique y cía. Qué país puede permitir que los propios dirigentes del gobierno y uno de sus partidos alienten la violencia callejera. Qué país puede permitir que esos dirigentes, en lugar de apoyar a las fuerzas y cuerpos de seguridad y los comercios agiten a las masas que queman y destruyen mobiliario urbano y establecimientos.

España está en estado de alarma, sí, de alarma democrática, de falta de moderación, de clima de convivencia. Pedro y Pablo no son dignos de estar al frente del gobierno de un país como España, quizás sí en otras latitudes. Lo que está sucediendo es un código rojo.

Nacho Carbó – PP Alcañiz